jueves, 22 de marzo de 2012

El alma del deporte

Cientos de corazones sufriendo en el último minuto, miles de gargantas coreando un nombre, millones de personas pegadas a la pantalla de una televisión, etc. Todo esto forma parte del mundo del deporte. Lo que realmente lo hace grande.

Es obvio que en algunos deportes se ha gastado demasiado o se manejan cantidades de dinero insultantes estando las cosas como están estos días. No se puede defender el despilfarro que se hace en algunas disciplinas: fútbol, fórmula 1, golf, etc. Ejemplos claros son el nuevo Mestalla (otra estructura de cemento que tiene toda la pinta de convertirse en un monumento arqueológico), la deuda de los equipos españoles de fútbol o los salarios de la fórmula 1. No todos los deportes juegan a este juego, no se les puede criticar en ese aspecto. Algunos dirán que ese derroche económico se justifica porque se genera en publicidad o en asistencia de espectadores, pero si se genera, ¿por qué hay tanta deuda? Pues porque se gastan más de lo que tienen, porque creyeron que ganarían más de lo que ya ganaban.

Pero hoy no estoy aquí para criticar ese exceso, si no para elogiar a todos los que estamos detrás del espectáculo: a los aficionados. Todo se reduce a satisfacer a los seguidores de uno u otro deporte, a que por un momento olviden sus problemas y disfruten. Por y para ellos es por lo que existe el deporte. Con los logros de cada disciplina deportiva se han vivido momentos inolvidables.

Todos hemos vivido alguna vez la consecución y posterior celebración de una victoria, de un campeonato o de una copa. Cada aficionado tiene sus recuerdos de esos momentos, lo que vivió y sintió en aquel preciso instante (yo como uno de ellos también, y en los últimos años en repetidas ocasiones). Ya seas aficionado al fútbol, baloncesto, tenis, coches, motos, etc. Personas que apoyan a diferentes equipos, a diferentes selecciones, que tienen preferencias por unos deportistas u otros. Al final todos estamos juntos. He visto cosas increíbles en las celebraciones multitudinarias a las que he asistido, he visto como una persona que se cambiaría al otro lado de la calle sólo para no cruzarse con otra que no es de su agrado, se encontraban abrazados y cantando al unísono. Individuos que defienden diferentes ideologías, ponerse de acuerdo en una sola, sólo para ese preciso instante. Es lo grande del deporte, es lo que hace que sea tan importante para todos y cada uno de nosotros.

Lástima que no en todos los deportes se vea una movilización como la que se produce con el fútbol, es verdaderamente una pena. Pero en los últimos años se han visto claros ejemplos de que podemos celebrar algo más que los títulos que se logren en ese deporte (yo el primero debería tomar ejemplo de lo que estoy escribiendo ahora mismo). Vivir con esa misma intensidad, no digo todos y cada una de las diferentes disciplinas, algo más a parte del fútbol. Creo que todos saldríamos ganando. Sería increíble ver a tanta gente como se vio en la noche de la final del mundial de fútbol, celebrando un mundial o un europeo de baloncesto o, ya por pedir lo imposible, uno de balonmano. Todo esto puede que esté muy lejos, pero por eso mismo los seguidores acérrimos de estos deportes de “minorías” son incluso más aficionados que lo que lo somos los del fútbol.

Ya hice referencia en otro escrito a los aficionados de países del tercer Mundo, ellos representan a la perfección, lo que trato de describir como concepto de aficionado a un deporte. Disfrutan de esas cosas con un sentimiento verdadero y encarnan la idea más básica de ser un aficionado: olvidar los posibles problemas que uno tiene en ese momento y disfrutar de esos instantes. No solo con la consagración de tu equipo o selección en el Olimpo de algún deporte, sino con una simple victoria.

Todos hemos sentido algo parecido, y no sólo los seguidores de algún deporte, quiero creer que tanto en política, música, cine u otras aficiones que se puedan tener, esa sensación sea la que de verdad te llene.


@javielnoval

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