lunes, 29 de octubre de 2012

Afinador importante, porque si no memorrías no bien

Por primera vez en este blog voy a repetir protagonista, pero esta vez tengo la suerte de estar aquí para hacer una crónica de uno de sus conciertos, no hablar de uno de sus discos. Una suerte tremenda que un grupo de este calibre y nacionalidad se acerque por nuestra querida ciudad de Murcia, aunque al que me refiero sea bastante asiduo. Les debe gustar el público murciano. Desde luego que de si un examen se tratara los que estábamos allí nos merecimos un sobresaliente.

Matthew Caws
A las doce en punto Nada Sur saltaron al escenario de la sala Stereo de Murcia. Presentaban su séptimo disco de estudio The stars are indiferent to astronomy. Una sensación especial el ver a un grupo en una sala, no en un gran escenario. La proximidad genera una complicidad publico/artista que no se encuentra en grandes recintos, y eso se nota. El trío de Nueva York se ganó al respetable con buenas canciones y buena actitud, nada de aspavientos. El cantante y guitarrista Matthew Caws, el bajista Daniel Lorca, el batería Ira Elliot y un guitarrista que después de decir su nombre tres veces aun no lo entendí, hicieron de anfitriones en una fiesta de rock directo, a veces melancólico, pero siempre de buena calidad.

Daniel Lorca y sus eternas rastas
El espectáculo empezó igual que empieza su último disco, con Clear eye couded mind, y le siguió otra del mismo álbum, Waiting for something. A partir de aquí se entremezclaron los más clásicos de la banda con los temas nuevos. Let's do it again,Weightles, Whose autority o High speed soul quedaron la mar de bien entre las canciones que presentaban, como Jules and Jim o When i was young. Entre los balbuceos en español de Caws nos llevamos una sorpresa con la colaboración de Jesús de Noise Box en Fruit fly, e impagable la histeria colectiva con Beautiful beat y con la romántica, que endurecieron para el directo, Inside of love. Nos quisieron hacer creer  que acababan con See this bones, pero nos regalaron Always love y Blanckest years, para terminar. El concierto acabó con muchísima intensidad, y su corta duración, poco más de hora y media, nos dejó con ganas de mucho más.

Ira Elliot
Aunque el grupo goce de una extensa fama y una legión grande y leal de seguidores, su insistencia en no abandonar la escena independiente hace que nunca vendan millones de copias y probablemente nunca se harán ricos. Benditos ellos, que nos hacen creer que puede haber música pura aún. Un concierto para disfrutar del rock en su esencia, de guitarras ruidosas, melodías cuasi-perfectas y un batería de los que marcan época. Y allí estaba yo. Mucho rock en la  mejor compañía. Así se repita pronto.



Marcos




viernes, 26 de octubre de 2012

Cuando no interesa entenderse.


Para ser sinceros, los objetivos perseguidos cuando comencé a escribir cada viernes en este blog eran, por un lado, expresar mis pensamientos de una manera clara (ya que hablando la taquilalia a veces me lo impide) y, por el otro, crear debate y polémica entres los lectores (casi todos amigos o conocidos). Aunque el primer objetivo creo haberlo cumplido, el debate y la polémica no han estado presentes en muchos de los artículos. Así que, nada mejor que tocar este viernes un tema tan sensible como la posible independencia de Cataluña para levantar, seguro, polémica (espero que también algo de debate y contraposición de idea).

Esta vez no voy a poneros en antecedentes, pues los hechos acontecidos desde el 11 de septiembre, día en el que entre 750.000 y 1.500.000 catalanes salieron a la calle para pedir la independencia (o, al menos, un mejor trato fiscal por parte del Estado), son de sobra conocidos por todos nosotros. Por tanto, sin que sirva de precedente, empezaré dando mi opinión, para intentar analizar después todas las circunstancias que rodean el tema. Intentaré ser más neutral que nunca. Primero, porque en este asunto creo serlo totalmente. Y segundo, porque pienso que el tema lo exige.

Para comenzar, decir que no soy partidario de la independencia de Cataluña. Y no lo soy, porque estoy convencido que no beneficiaría, en ninguno de los sentidos, ni a Cataluña ni a España en su conjunto. En cambio, no soy para nada contrario a que los catalanes (y todos los españoles también) expresen su opinión al respecto y que, a raíz de lo que establezcan estas consultas, se encauce el debate de una manera u otra. Pero también creo que esta consulta se debe realizar en un momento en el que la situación económica del país no afecte con tanta intensidad a las emociones personales, de manera que no se manipule el pensamiento de los ciudadanos en un tema de tanta importancia como es éste. Creo, como supongo que casi todos, que si las circunstancias económicas fueran otras no se habrían congregado más de 1.000.000 de ciudadanos en la Plaza Catalunya hace algo más de un mes.

Hasta aquí mi opinión, que poco tiene de interesante. En cambio, el análisis da mucho más de sí. Parto de una premisa principal: si bien es cierto que el sentimiento independentista ha existido en Cataluña desde hace mucho tiempo, no lo es menos que el apoyo masivo de los últimos tiempos se debe principalmente a las circunstancias económicas actuales. Por ello, no voy a analizar hoy aspectos culturales, lingüísticos o históricos que, aunque probablemente tienen gran importancia en los pensamientos independentistas de muchos catalanes, no creo que sean el motivo principal que ha movido a tanta ciudadanía. Ni siquiera lo es el desapego e incomprensión que muchos catalanes piensan que se siente hacia ellos en el resto de España (y que es totalmente minoritario).


Las quejas de Cataluña al respecto son muy sencillas. Las Comunidades se financian con impuestos propios (que ellos mismos recaudan) y con parte de impuestos cedidos (que recauda el Estado, dando una proporción de ellos a cada Región). De la recaudación estatal, como es lógico, salen las inversiones que van a parar a cada Autonomía. Pues bien, varios estudios estiman que el déficit fiscal (es decir, la diferencia negativa entre los impuestos que se pagan y los que regresan) que tiene Cataluña es de alrededor de 10.000 millones de euros al año. Esto, como es normal, no gusta nada a la sociedad catalana, mucho menos en una época en la que los recortes para sanear las arcas públicas se suceden semana tras semana.

 ¿ Cómo arreglar esto? Por el noreste se habla de concierto económico, como ya tienen País Vasco y Navarra. El Gobierno central ha optado por la postura inmovilista. Lo primero me parece algo injusto (en un Estado pienso que es lógico que las regiones con más recursos ayuden de alguna manera a las que tienen menos); la segunda me parece negar una evidencia, que es el descontento de millones de ciudadanos respecto a una situación que creen injusta. Yo creo que un punto intermedio sería lo adecuado.
¿ La independencia? La peor solución de todas, pues perjudica en gran medida a las dos partes. La pérdida para España sería clara (tanto en lo económico como en otros muchos aspectos). Y para Cataluña, a pesar de lo que se viene diciendo, ídem. Si bien es cierto que el nuevo estado obtendría más dinero proveniente de la recaudación fiscal propia, en otros muchos aspectos económicos saldría perdiendo:

-        La situación más probable en caso de independencia es que, a corto plazo, el nuevo estado quedara fuera de la Unión Europea. Por ende, fuera del euro. ¿Esto qué supone? Al menos, el establecimiento de una nueva moneda, que seguramente naciera depreciada respecto al euro y el dólar, por lo que sería mucho más caro para Cataluña pagar los gastos de la deuda, financiarse, gastos de materias primas,...

-        Siguiendo con este supuesto, al estar fuera de la zona de comercio común, la exportaciones e importaciones vendrían acompañadas de los consiguientes aranceles. Lo más probable es que esta situación se solucionara pronto, con acuerdos conjuntos o bilaterales con el resto de estados, pero conllevaría un coste adicional.

-        Eliminemos este supuesto. Aún formando parte de la Unión Europea de forma instantánea (lo cual, repito, es harto complicado, pues, además de cumplir con los “criterios de Copenhague”, debería haber una negociación con Bruselas y un acuerdo unánime de todos los países miembros) habrían otros aspectos muy negativos. Por ejemplo, los flujos con España se verían reducidos de forma drástica con toda probabilidad. Teniendo en cuenta que el comercio con el resto de España es la principal fuente de ingresos actual de Cataluña, esto supondría un grave problema para el crecimiento. Y si el PIB decrece, la recaudación fiscal también.

-        Por otro lado, no sería extraño que se produjera una importante fuga de capitales . Muchas empresas con sede en Cataluña pero funcionamiento en el resto de España se verían incitadas a desplazar su sede hacia territorio español.

-        Y no hay que olvidar que para acceder a deuda externa Cataluña (junto con varias Comunidades) está calificada dentro del llamado “bono basura”. Es decir, tendría que pagar muchos más intereses para lograr financiación.

-        Al mismo tiempo, tendría que asumir gastos que hasta el momento asume el gobierno central como serían los respectivos a Defensa, parte de Seguridad, Diplomacia,...

Estos son sólo algunos de los aspectos que me hacen pensar que, al menos a corto y medio plazo, la independencia le supondría un empobrecimiento importante a la sociedad catalana. Justo lo contrario de lo que se viene vendiendo. Por lo tanto, atendiendo al aspecto económico lo mejor para todas las partes sería conversar y negociar distintas reformas que acerquen las posiciones a los deseos de la ciudadanía.

 Lo que está claro es que entre la sociedad catalana hay un descontento general, por no decir mayoritario, con la situación actual. Negar esto o intentar quitarle legitimidad a ese pensamiento, además de ser injusto, no hace más que multiplicar el sentimiento de desafección. Y la única manera de afrontar con garantías una situación como la actual es hacerlo sin dramas, sin populismos de medio pelo a los que tan acostumbrados estamos, sin hipocresías de ningún tipo. Para ello, la responsabilidad cae irrefutablemente sobre la clase política (también los medios de comunicación juegan un papel primordial).

Y quizás aquí es donde tenemos el problema mayor. Si para solventar este “conflicto” de la mejor manera posible tenemos que confiar en la buena voluntad de nuestros políticos y en la imparcialidad y buen hacer de nuestros medios de comunicación...¡¡¡apañados vamos!!! Escuchar y leer como algunos medios de ultraderecha (La sinRazón, La Gaceta, los hachas de Intereconomía,...) pedían pena de cárcel para el presidente Mas, o comparaban sus peticiones con las de ETA; ver al ministro Wert (que casualidad que lo hiciera en pleno debate por los vergonzosos recorte en Educación) abogando por la españolización de los niños catalanes; ver al señor Duran i Lleida hablar tan hipócritamente de la vagancia de los andaluces; contemplar como CIU aprovecha el descontento y desesperación de la población para izar la bandera de la independencia (esa que nunca han llevado en sus programas) para esconder los durísimos recortes que han llevado a cabo; intentar entender a deportistas como Guardiola que renunciaron a sus principios e ideología por la fama y dinero que les suponía vestir la camisera de la selección, y ahora pretenden ser ejemplo de catalanismo; comprobar como una de las manifestaciones más importantes desde la transición (que era portada en medios internacionales como la BBC) ocupa el quinto lugar en importancia en la “nueva e imparcial” TVE; o escuchar como el señor Aznar...al señor Aznar que no lo escuche nadie, por favor.

En fin, que puede ser que aquí esté una de las claves. Quizás muchos catalanes crean que en el resto de España tenemos las mismas opiniones que esos personajillos y “medios de comunicación” de extrema derecha. Y es posible que muchos españoles de fuera de Cataluña piensen que todos los catalanes opinan lo mismo que algunas de las voces que escuchamos a menudo. Y la realidad es otra totalmente diferente, como en otros tantos temas actuales, donde sociedad y clase política van por caminos radicalmente divergentes. De cualquier manera, fuera como fuese, si dentro de un tiempo una gran mayoría de catalanes sigue pidiendo de forma pacífica el poder de decisión sobre su independencia, me temo que no habrá más remedio que otorgárselo. Aunque todos salgamos perdiendo, eso será lo más justo.

@Elfara_chico





miércoles, 24 de octubre de 2012

La mancha del deporte


Una vez más somos testigos de los “trucos” que utilizan algunos deportistas para conseguir sus objetivos. Nadie sabe cual es la razón exacta por la que estos profesionales deciden arriesgar tanto, pero realmente creo que no merece la pena. El de hoy es un artículo para discutir, no es una verdad absoluta, podéis estar de acuerdo conmigo o no.

Ha caído otra leyenda del deporte, Lance Armstrong ha sido despojado de los siete Tour de Francia que ganó en la época que abarca desde 1999 a 2005. El que fuera el mejor ciclista de todos los tiempos ha sido relegado al olvido de este deporte. Todo ello por el hecho de administrarse sustancias ilegales, como otros muchos ya hicieron en su momento. ¿Es necesario para esta gente jugárselo todo a una carta con tanto riesgo? El ciclista ni siquiera ha intentado defenderse, como sí hizo Alberto Contador, para salvar su imagen y su trayectoria. Según los informes no sólo él se dopaba, si no que “obligaba” a sus compañeros de equipo a hacer lo mismo. Para añadir más peso a la sanción más dura impuesta en ningún deporte, no fue la UCI (Unión Ciclista Internacional) la que destapó todo, como debería haber sido, si no la USADA la que abriera la caja de Pandora. Hecho que hace sospechar un poco más que la UCI ocultara posibles datos que inculparan al ciclista incluso antes. En estos casos nunca se deja todo claro, siempre quedan resquicios de información que no sé sabe de dónde ha salido ni quién la ha filtrado. En conclusión, esos siete Tour se quedarán sin ganador para borrar toda pequeña muestra de la existencia de este ciclista y así, en teoría, que no vuelva a repetirse la historia que siempre se repite.

Por desgracia no es el único grande que ha caído en las manos de la tentación de ser más grande aún. Existe una larga lista de nombres que alcanzaron la gloria para luego ser relegados al infierno, desde Ben Johnson a Barry Bonds. El primero se convirtió en el ser humano más rápido de la historia en 1988 arrebatándole al mismísimo Carl Lewis la medalla de oro en los 100 metros lisos. Sin embargo, días después esta medalla se le resbaló de las manos por anabolizantes. Años después, otra vez en atletismo, Marion Jones en Sydney 2000 ganó 5 medallas, logrando algo increíble, pero años después confesó haberse suministrado sustancias dopantes. El propio sucesor de Armstrong, Floyd Landis, en 2006 ganador del Tour: tres veces más testosterona de lo normal en un hombre. Marta Domínguez participó en una trama de transferencia de sustancias dopantes. Y así una larga lista de deportistas que tomaron una mala decisión.

Ningún deporte se queda exento de malas artes para lograr objetivos, a veces se recurre a acusar a entrenadores, médicos, etc. Pero, para mí, la culpa recae sobre las personas que acceden a no competir con su cuerpo, el cuerpo que han entrenado para ser algo mejor que los demás. Como ya dije hace tiempo, las nuevas generaciones ven en los deportistas algo más. Puede que ni un 1% alcance el éxito absoluto, pero se ven reflejados en sus ídolos e intentan imitarlos desde que tienen uso de razón. Todos lo hemos hecho. ¿Qué imagen se da? De vez en cuando sale a la luz algún caso grave, para que veamos que algo se está haciendo. No creo que sea suficiente. Está claro que las organizaciones quieren que haya espectáculo, es lo que da dinero, pero al final todos quedan manchados. Los deportes, que considero algo puro, se ven afectados más que las personas que actúan de esa manera. El ciclismo se encuentra en la cuerda floja, sus organismos dominantes tratan de mostrarnos que empieza una nueva época y que no se permitirá que nadie haga una escapada. Lo veremos con el tiempo.


Para mí, el deporte es algo muy importante y que se puede utilizar de muchas formas para hacer el futuro algo mejor. Estos sucesos decepcionan a muchos aficionados que se sienten identificados con deportes y deportistas. El castigo a Armstrong ha sido duro si, pero ejemplar y espero que sirva para frenar los intentos de engaño en el deporte.

@javielnoval

martes, 23 de octubre de 2012

El buen vino

Esta semana podremos disfrutar ya de La nave de los locos, cuyo single Contento ya nos anima los días desde hace tiempo, la primera colaboración oficial de dos grandes de la música española en mucho tiempo. Dos personalidades que escribieron su nombre con letras de oro en la historia. Me refiero a Sabino Méndez y a Loquillo, que con sus Trogloditas marcaron una época. Con su nuevo disco dejan sus diferencias a un lado y vuelven a unirse para darnos un respiro en estos duros días con algo de rock del de siempre. Pero me permitís que, a falta de escuchar el disco nuevo entero, me remonte unos pocos años. Para hoy he decidido hablar de un disco que marcó un antes y un después en la carrera del músico barcelonés. Hablo de Balmoral, un despliegue de rock, poesía y actitud. Como no podía ser de otra forma, puesto que lo firma el gran Loquillo.

Poco imaginaría Jose María Sanz Beltrán que su pasión por el Rock and Roll le convertiría en una estrella. Cuando volvió de la mili se encontró que su amigo Sabino había hecho los deberes y tenía esperándole una banda al completo. De las cenizas de Loquillo y Los Intocables nacerían Loquillo y Los Trogloditas. Con El ritmo del garaje, ¿Dónde estabas tu en el 77? y La mafia del baile les bastó para que la movida madrileña no fuera lo mismo sin ellos. Al alcanzar la cima de su carrera con el directo ¡A por ellos...! que son pocos y cobardes Sabino abandonó el barco, y aunque había sido el compositor de la mayoría de los temas más populares de la banda, Loquillo fue tan buen capitán que lo mantuvo a flote durante otros quince años más. A principios de 2007 dejó de usar el apelativo Trogloditas al irse el último de los miembros originales del grupo, el bajista Josep Simón. 

Aunque separado de sus Trogloditas había hecho realidad varios proyectos, este disco es especial por ser el primero en solitario que fuera Loquillo, sin ninguna coletilla. El disco muestra a un Loco maduro, y lo mejor de todo es que no le importa si cambiamos la palabra por viejo. Es su esencia. Un Loquillo que no pierde la clase por muchos años que pasen. Balmoral era el nombre de una coctelería madrileña en la que se reunían artistas e intelectuales a intercambiar impresiones. El disco abre y cierra con dos canciones homenaje a este local, y en medio nos encontramos espacios para la nostalgia (Memoria de jóvenes airados, Sol, Hotel Palafox), declaraciones de intenciones (Línea clara, Canción del valor, Hermanos de sangre), poesía pura y dura (Cruzando el paraíso) y alguna canción más alegre, de las que siempre le han gustado (Soy una cámara,La belle dame sans merci). Un disco lleno de momentos intensos, pero muy alejados de esa clase de momentos que a mediados de los ochenta nos ofreció.

Gracias a este hombre se nos ha ido el miedo a hacernos viejos. Un buen vino mejora con los años, y así le pasa a Loquillo. Sin miedos, sin agarrarse a una falsa eterna juventud. Aquí un ejemplo de como hacer música durante más de treinta años y no caer en el encasillamiento.  Cumplamos años, que si lo hacemos como el loco nos lo vamos a pasar de puta madre. Todos a escuchar Balmoral, y veamos lo que nos deparan las próximas décadas.

Este artículo va para Sandra, que entre tabernas irlandesas me robó el corazón con el lema "Loquillo es Dios".

Marcos






viernes, 19 de octubre de 2012

El banco malo (ni que hubiera alguno bueno...)


Como bien decía el lunes mi buen amigo Marcos, hace poco más de un año iniciamos el periplo por tierras británicas, y menos aún hace desde que comenzamos a escribir nuestras opiniones en este blog que compartimos con alguno de vosotros. Desde entonces hasta hoy, muchas cosas han cambiado.

Un año atrás, en España gobernaba el Psoe y ahora lo hace el PP; eran algo más de cinco millones los que querían trabajar y no encontraban dónde hacerlo, y ahora son casi seis; la prima de riesgo tocaba los 300 puntos básicos y ahora, tras haber alcanzado la línea roja de los 600, vuelve a estabilizarse en las cifras de hace doce meses; el otoño pasado Mariano Rajoy no había incumplido ninguna de sus promesas electorales (no era nuestro presidente) y hoy aún hay expertos intentando descubrir alguna que haya cumplido; en octubre de 2011 los jóvenes españoles tenían asegurado el acceso a cualquier nivel de estudios, lo cual no está tan claro a día de hoy; y así podríamos seguir durante un buen rato sin encontrar ningún atisbo positivo. En fin, hace un año estábamos bastante mal, ahora estamos (parafraseando a un buen amigo mio) en la mierda. 

Y para salir del fango ( me echan la bronca si meto más de dos palabras malsonantes por artículo, así que me guardo otra para más adelante) en el que nos encontramos, nuestro gobierno ha tomado una serie de medidas de distinto carácter. El factor común entre todas ellas es que, hasta el momento, ninguna ha tenido los efectos anunciados. Más bien todo lo contrario. Una de las más recientes es la creación de un banco malo. Rápidamente vienen a la mente más de una gracieta sobre lo de malo, pero sí, este es malo malo de verdad. Malo con saña, que diría aquél.

Y este banco malo no es más que una sociedad creada por el Gobierno y que se va a encargar de gestionar los activos tóxicos que congestionan nuestro sistema financiero. Para entender un poco más la idea, pongámonos en antecedentes. Sin entrar en detalles, pues la historia de la crisis que estamos sufriendo la conocemos todos, el problema de nuestro sistema financiero es más o menos éste:

  • En plena burbuja inmobiliaria (o como causa de ésta) nuestro sistema financiero se lanzó a otorgar créditos a cualquiera que lo solicitara, preocupándose muy poco de la solvencia de éstos.
  • Es más, dominadas como estaban por los partidos políticos (ya hablaremos otro día sobre esto), las cajas de ahorro financiaron cualquier proyecto que los gobernantes ordenasen. De esta manera, y dada la gran relación entre políticos y empresas constructoras, se multiplicaron por nuestro territorio los pufos inmobiliarios que ahora nos comemos.
  • Así, la explosión de la burbuja pilló a cajas y bancos con el paso cambiado y con unos balances repletos de créditos que ya se antojaban de difícil cobro. Pero disimularon bien, y siguieron valorándolos por la tasación inicial, a pesar de que el precio de mercado de estos activos inmobiliarios era mucho menor, cuando no nulo.
  • El problema surge cuando el gobierno obliga a bancos y cajas a valorar todos estos activos a un precio adecuado, y dotar provisiones por el valor de las pérdidas esperadas. Es decir, si un banco tenía un piso en su poder por valor de 1.000.000 euros debería valorarlo por 650.000 y “guardar” de sus depósitos o beneficios los 350.000 euros restantes.
  • Es aquí cuando sale a relucir que, el que Zapatero nombraba como sistema financiero más sostenible de Europa, es en realidad una chapuza mayúscula, y muchas de estas entidades no pueden hacer frente a las provisiones que se les exigen. Y el banco malo se va a crear, ni más ni menos, para evitar dejar desamparadas a estas cajas y bancos con problemas.

Una vez situados en este punto, podemos explicar el funciomiento de este nuevo organismo. Pues bien, en realidad es muy sencillo. El banco malo se va a encargar de comprar todos estos activos tóxicos que poseen las entidades con problemas, con el objetivo de sanear sus balances y que puedan “generar confianza” para acceder a financiación. Dentro de unos años, quince como máximo, se intentará obtener rentabilidad vendiendo esos pisos, metros de suelo,..., adquiridos. Se piensa que, una vez eliminados estos activos, el crédito volverá a fluir hacia familias y pequeñas empresas. Hasta aquí todo muy bonito. El conflicto surge cuando nos detenemos en la forma en la que el banco malo comprará estos activos. Como hemos dicho antes, cajas y bancos tuvieron que "guardar" un dinero para la rebaja que se ha producido en los precios de los activos tóxicos. En concreto, la obligación que se les impuso fue provisionar un 35% del valor de las viviendas construidas, un 50% de las viviendas en construcción y un 80% del suelo urbano. Es más, algunas entidades no pudieron hacer frente a estas dotaciones y recibieron ayudas del gobierno para ello. Aún así, se da casi por hecho que el precio final será incluso inferior a éste, y que la diferencia entre la valoración inicial y el precio final tendrá que asumirla el banco o caja. Pero hay trampa, porque al estar estas entidades intervenidas por el estado, quien asumirá esta pérdida de valor será el gobierno, es decir, nosotros.

Siguiendo con el ejemplo anterior, un activo con precio inicial 1.000.000 euros podría ser comprado por el banco malo por 650.000 euros sin ocasionarle pérdidas a la entidad correspondiente, pues ésta ya "guardó" los 350.000 euros restantes (repetimos, en algunos casos con dinero de todos nosotros). Pero, como decíamos, el gobierno prevé que estos activos se compren por menos del valor establecido, es decir, por menos de 650.00 euros en este caso. Suponiendo que el precio final sea de 500.000, la entidad volverá a tener una pérdida de 150.000 euros con los que no contaba. Y al no poder asumir esta pérdida, será el gobierno el que, con el dinero que nos van a dejar desde Europa (hasta un máximo de 100.000 millones de euros), va a asumir las nuevas pérdidas.

¿ Por qué quiere el gobierno que el banco malo adquiera estos activos por un menor valor? Muy sencillo: como el ministro anunció hace unos días, se pretende que gran parte del accionariado del banco malo sea privado. Y la inversión privada llegará si ve posibilidades de vender lo que se adquiera ahora a un precio superior. Es decir, cuanto más barato se compre ahora, mayor probabilidad de obtener beneficios cuanto toque vender. Y cuanto más barato se compre ahora, más pérdidas tendrá que asumir el gobierno, más dinero habrá que pedir a Europa, más intereses habrá que pagar y más ajustes nos pedirán (y Rajoy obedecerá, no quepa duda). Los efectos de los ajustes no hace falta que los explique, ¿ verdad?

Pues que queréis que os diga, esta historia me suena. Nos hablan de activos tóxicos, banco malo, balances, provisiones,..., y la conclusión es la misma de siempre: hacer lo imposible para que los sinvergüenzas que nos han llevado a esta situación desesperada sigan sin asumir nada de nada. ¿ A costa de quién? A costa de los de siempre. Del estudiante que deja de tener beca porque ha suspendido una asignatura. Del enfermo que tiene que esperar tres meses para una operación urgente, porque las listas de espera ya son interminables. Del funcionario al que tan fácil es quitarle derechos. Y dentro de poco, del pensionista al que se le congelarán las pensiones mientras el coste de la vida sube un 4% cada año.

Sinceramente, no se si el banco malo será una idea buena o mala. En un momento u otro la situación comenzará a mejorar y se atribuirá el éxito a alguna medida mágica. O quizás aún no hayamos tocado suelo y sigamos cayendo durante mucho tiempo más. Lo que está claro es que, decisión tras decisión, al último que se tiene en cuenta es al ciudadano, mientras el debate gira en torno a qué hacer para atraer a inversores privados, que no son otros que esas agencias de inversión, grandes corporaciones, bancos alemanes, etc., que nos tienen pillados por los huevos desde hace mucho tiempo e impiden que de una vez por todas se tomen decisiones pensando en los que lo están pasando mal, que cada vez son más. ¿ Lo bueno? Que la gente ya se está hartando de tanto mamoneo y cada vez son menos los que aceptan calladitos que les tomen el pelo (por mucho que nuestro presidente alabe esa actitud). Y que por fin, de nuevo cada viernes, me automedicaré contra la indignación escribiendo un par de folios.

@Elfara_chico 

miércoles, 17 de octubre de 2012

Justos por pecadores


Hemos vuelto, y pocas cosas externas a nosotros han cambiado. Puede que me haya vuelto algo más crítico gracias a mis compañeros y amigos de este blog, y puede que más subjetivo aún. Quisiera inaugurar la nueva temporada de nuestro pequeño espacio haciendo una crítica a nuestra gran idolatrada Liga BBVA.

Bien es sabido que la deuda de los clubes de primera división alcanza niveles estratosféricos (Felix Baumgartner lo pudo comprobar) y en mi opinión poco se ha hecho para dar solución a este pozo sin fondo de deudas. El 1 de enero de 2012 se cifró la deuda de los clubes españoles con Hacienda en la friolera de 752 millones de euros, actualmente la deuda está en torno a 700 millones de euros en impuesto y 600 millones en Seguridad Social. Por un “poquito” menos alguno de nosotros estaría en graves problemas con el fisco, incluso plantearse huir del país. Es cierto que el fútbol español genera 1.800 millones de euros, pero la cuestión es que gasta 2.100 millones. No creo que sea tan difícil controlarse, bueno, viendo de dónde venimos y cómo hemos acabado no me extraña que los clubes se apuntaran a nuestra querida “burbuja”. Parece que la situación se va relajando un poco, han empezado a gastar en fichajes menos de lo que ingresan. Pero aún así, esta indulgencia hacia una deuda tan grande se escapa a mi comprensión. Muchos dirán que el fútbol debe seguir como hasta ahora, que debemos tener la mejor liga del mundo, y que gracias a este deporte tenemos 90 minutos de “felicidad” a la semana cuando no son 180. Soy aficionado al fútbol como el que más, el equipo al que sigo tiene una deuda bastante elevada, pero estoy un poco harto de que a los ricos no se les pueda tocar.

Si hablamos de históricos de este deporte, entidades deportivas, también se podría argumentar que no pueden ser castigados por su historia. Gilipolleces. En las islas dónde el fútbol vio la luz por primera vez, un histórico de este entorno fue relegado a los infiernos futbolísticos. El Glasgow Rangers, no tendrá nueve copas de Europa, ni al mejor jugador del mundo, pero oficio no le faltaba. Este club al no poder solucionar sus problemas financieros, que no se acercaban ni por asomo a las deudas de Atlético de Madrid o Deportivo de La Coruña, fue obligado a desaparecer como tal por no haber logrado pagar la deuda a 31 de marzo de 2012. Si el fútbol es tan importante, si somos incapaces de vivir sin él, ¿cómo es que uno de los dos mejores equipos de esa liga, que daba los mayores ingresos por televisión a su campeonato, se ha visto obligado a refundarse y empezar en la última división de Escocia? Que nos toquen al Real Madrid o al Barcelona a nosotros, que arde Troya.

Estamos en un momento delicado para nuestra sociedad y nuestro país, ¿por qué no son tratados todos por igual? Si damos ventajas a unos, unas grandes ventajas, por qué no repartirlas en pedazos más pequeños entre los que de verdad las necesitan. No estoy en contra del fútbol, si no en contra de quien lo dirigen. Al final todo se resume en la búsqueda del propio beneficio sin mirar de puertas hacia afuera.

Agradecer a los que nos seguís leyendo y a los que nos criticáis, aún más.

Atentamente @javielnoval

lunes, 15 de octubre de 2012

Un ratito de gloria

Hace un año empezábamos una nueva vida. Y hace cuatro meses que se nos acabó. En este periodo de tiempo nos ha dado tiempo a pensar, reflexionar y ponernos tristes, pero tras hacer balance hemos pensado que mejor alegrarse porque pasó que lamentarse porque se acabó. No se agradecer a todas las personas que me acompañaron y me hicieron tan feliz en esta apasionante experiencia, pero me gustaría intentarlo. Gracias a todos, por todo, por todos los bueno ratos, por la ayuda prestada. Vais a estar en mi corazón todo la vida. 

En este periplo también hemos adquirido más sabiduría y vamos a re emprender nuestra iniciativa bloguera. Continuamos circulando por la izquierda desde España, aunque España vaya en la otra dirección.

Empezamos hablando de un concierto, uno de los  mejores que he visto, de los que por mucho que duren no te explicas como ha pasado tan rápido. Tres horas de buenas canciones y entretenimiento a raudales, aderezado con una actuación inmejorable. El pasado 29 de Septiembre, en la plaza de toros de Murcia, los grandes de la música Española hicieron historia, y lo mejor es que yo estuve allí para verlo y formar parte de ella. La noche huertana vibró con este par de viejos que demostraron que el síndrome de Peter Pan tiene ventajas por todos lados. Hablo, como no, de Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat.

El concierto estaba anclado en mitad de la gira Dos pájaros contraatacan, en la que presentan su magnífico nuevo disco conjunto La orquesta del Titánic. Con un escenario que haría morirse de envidia a cualquiera empezaron con algo previsible, o semi previsible porque la letra era completamente distinta a la de las versiones anteriores, con Ocupen su localidad mezclado con Hoy puede ser un gran dia al que le metieron un  trozo de Es mentira. A continuación cayó Acuérdate de mi, la primera del nuevo disco, que le siguieron los clásico Algo personal y Sin embargo, interpretadas cada una por su compositor, cosa que cambió a partir de que tocaran La orquesta del Titanic, donde las pantallas ofrecían espectáculo visual en forma de barco. Cada uno hizo suyas canciones del otro, Serrat con Una canción para la Magdalena y Sabina con Señora. Aquí el concierto cogió fuerza y los clásicos se fueron desgranando como mucha intensidad, como el caso de Cien mentiras, Para la libertad, El bulevar de los sueños rotos (con homenaje a Chavela Vargas y bandera mejicana incluida) o Cantares. El momento bajo del concierto lo protagonizó nuestro amigo Joan, ya que su Mediterraneo sonó demasiado lento. Tras tres horas de concierto y dos bises, Fiesta puso el broche final a una noche que el que escribe va a tardar en olvidar.

Además de lo impecable del aspecto musical el espectáculo que ofrecieron estos dos sexagenarios fue algo fuera de lo común. Sabina bailando charleston en lo alto de la escalera o Serrat haciendo malabares con pelotas de tenis en mitad de La del pirata cojo o sus charlas (que parecían monólogos) antes de cada canción. En resumen, un concierto como sólo dos de los grandes saben hacer. Aún así no  me puedo callar lo que tengo muchas ganas de decir. El precio es abusivo amigos míos. Cuarenta y cinco mortadelos son  demasiados en tiempos de crisis, y con la plaza de toros abarrotada menudo sueldazo os llevasteis. De todas maneras, los que nos lo pudimos permitir pasamos, parafraseando a Kiko Veneno al que ya le he quitado la frase para el título, un ratito de gloria.


Marcos