viernes, 23 de noviembre de 2012

Año Mariano

Pues si, ya se ha cumplido un año de aquel magnífico día en que los españoles eligieron (yo no elegí a nadie, pues no pude votar por motivos ajenos a mi voluntad) por mayoría absoluta al Partido Popular, encabezado por Mariano Rajoy, para intentar capear el vendaval que suponía, y sigue suponiendo, la crisis económica. Haciendo un resumen de estos doce meses, y mirando el futuro con el poco optimismo que las circunstancias nos permiten, no sabía muy bien si titular el articulo de hoy como lo he hecho o llamarlo “virgencita, virgencita, que me quede como estoy”. Pero, a pesar de todo, me niego a pensar que las cosas pueden empeorar todavía más, así que espero que lo que viene por delante sea mejor y no tengamos que recurrir a la frase de “cualquier tiempo pasado fue mejor”.

Pero no toca hoy hablar de las perspectivas de futuro, sino hacer un balance del primer curso de Mariano como presidente de todos los españoles (la originalidad la dejamos para otro día). Prometo que he buscado y rebuscado por la hemerotecas (esa extraña forma que tienen algunos de llamar a Google) para encontrar algún tema sobre el que escribir positivamente pero, lamentablemente, no he encontrado nada. Por tanto, si notáis el análisis un poco sesgado, pensad que no es cosa mía, es que lo están haciendo así de mal.

Justicia

Aquí pinchamos en hueso. Rápidamente nos dimos cuenta que, el que parecía ser el más progresista y centrista de los ministros, en realidad era uno de los más conservadores y fachas (con todas las letras). Al ultracatólico Ruiz Gallardón no le gustaba nada la vigente ley del aborto (ésa que nos equiparaba a la mayoría de países desarrollados) así que propuso volver a la anterior. Eso si, con varias novedades, como retirar algunos supuestos válidos para abortar, como el caso de malformaciones en el feto. Mejor me guardo mi opinión para cuando se apruebe la ley definitivamente.

También en justicia nos hemos encontrado con la reforma del Código Penal, que endurece muchos aspectos haciéndose eco de las peticiones de los más populistas del partido, y el aumento de las tasas judiciales que hacen menos accesible las justicia para muchas personas.

Liberta de expresión

¿Cuál fue en este sentido la primera decisión del Gobierno? Desmantelar la que había sido (no lo digo yo, lo dicen todos los expertos sobre el tema) la época más imparcial de la historia de RTVE. Para empezar se cargó a periodistas incómodos como Juan Ramón Lucas o Ana Pastor, contratando a otros más afines como Julio Somoano (ex-director del informativo de Telemadrid) o Edurne Uriarte (mujer del ministro de Educación). Y, no contentos con eso, eliminaron la obligatoriedad del consenso para elegir a la dirección del medio público (se necesitaban la aprobación de 2/3 de los diputados) para pasar a mayoría simple, es decir, al “dedazo”.

Por otro lado, al comprobar que las manifestación en las calles españolas son cada vez más numerosas han decidido pararlo como sea. Las cargas brutales y desproporcionadas de los antidisturbios han sido portada en más de un medio internacional (no hay nada como el jarabe de palo, debe pensar alguno); y, por si esto fuera poco, en la reforma del Código Penal se da más de un paso para penalizar estos acontecimientos. 

Sanidad y Educación

En este tema no hace falta ahondar mucho, todos sabemos las barbaridades que se están haciendo con nuestros sistemas de educación y sanidad. Podríamos hablar largo y tendido sobre el asunto, pero ya lo hemos hecho en otros artículos, así que paso directamente a enunciar algunas de las medidas más significativas:

-         Miles de millones de euros de recortes.
-         Copago sanitario, eliminando servicios que antes eran gratuitos. Por ejemplo, el servicio de ambulancia para casos de poca urgencia.
-         Aumento del número de alumnos por clase, con el perjuicio consiguiente a la calidad de la enseñanza.
-         No renovación de miles de interinos, que se une a la paralización de las oposiciones en la mayoría de Comunidades desde hace demasiado tiempo.
-         Medicamentazo, que supone no sólo tener que pagar parte de las recetas que solían ser gratuitas, sino la retirada de más de 400 medicamentos del sistema público.
-         Aumento de las tasas universitarias de manera totalmente desproporcionada.
-         Medidas xenófobas como la retirada de la tarjeta sanitaria a los inmigrantes ilegales (también a muchos españoles) o hacer pagar a los alumnos extranjeros sin acuerdo entre países el coste total de sus estudios (unos 6.000€ por matrícula universitaria).
-         Reducción del acceso a las becas generales (aprobar el 100% de los créditos en muchas diplomaturas y licenciaturas), y prácticamente abandono de otras, como las becas Eramus.
-         Eliminación de la paga extra de navidad, aumento de horas de trabajo, reducción de sueldo, ..., a los funcionarios (médicos y profesores, entre tantos otros). Todo ello, claro está, tras desprestigiarlos públicamente una vez tras otra.
-         Reducción vergonzosa de la partida destinada a investigación, dejando ésta a nivel de los países menos desarrollados de Europa.

En fin, estas y muchos otras son las medidas más destacadas en Sanidad y Educación, lo cual no debe sorprendernos mucho echando un vistazo a los responsables de ambas materias. Ana Mato, la que no sabía que tenía un Jaguar de la trama Gurtel en su garaje, y que ha sido el hazmerreír de todas la ruedas de prensa por su escaso conocimiento sobre lo que hablaba. Y el señor Wert, azote de todo lo público y, como ya he dicho en otras ocasiones, el ministros más facha que hemos tenido nunca.

Y, ¿para qué todas estas medidas? Quien quiera pensar que se han tomado para salir de la crisis, que siga engañándose el tiempo que desee. El objetivo de todo esto es desmantelar los servicios públicos hasta tal punto que la única salida posible sea la privatización. Es decir, regalar bienes imprescindibles como la sanidad y la educación a sus amiguitos.

Economía y trabajo

Si bien en todo lo anterior no se podía esperar casi nada de un partido como el que nos gobierna, muchos votantes estaban esperanzados con la recuperación económica que sufriría el país con la llegada a la presidencia de Mariano Rajoy. Él mismo anunció que se comenzaría a crear trabajo al día siguiente de su elección o que la confianza haría que los inversores extranjeros se volvieran locos por venir a España. Nada más lejos de la realidad, basta con comparar las cifras desde su llegada hasta hoy:


-         En noviembre de 2011 el paro se situaba en el 21,52%, con casi 5 millones de parados. Hoy superamos el 25%, con 800.000 desempleados más. Para llegar hasta aquí, nada mejor que una reforma laboral que abarataba el despido y retiraba derechos a los trabajadores como nunca habíamos visto.
-         El PIB en el tercer trimestre de 2011 respecto al año anterior había crecido un 0.8%. Respecto a hace un año, hemos decrecido un 1,6%.
-         En estos doce meses se ha producido una fuga de capitales en nuestra economía de 247.172 millones de euros.
-         La prima de riesgo está prácticamente en niveles de hace un año (cuando Rajoy calificó la situación de extrema), después de haber alcanzado el máximo histórico durante los meses de verano. Esto es lo que Mariano llama confianza.
-         El déficit público, que debía reducirse al 6,3% por mandato de Europa (para eso se han tomado las medidas tan duras, según ellos) no bajará del 8% a final de año.
-         Y el año bursátil, desastroso. Uno de los peores entre las bolsas de todo el mundo.
-         Los impuestos deberían tener parcela propia, pero resumiendo: subida del IRPF y del IBI nada más llegar, para ahogar un poco más a las familias; al mismo tiempo, amnistía fiscal a los defraudadores, con la que se pretendían recaudar miles de millones. De momento se han recaudado 50; aumento del IVA, en algunos productos como al material escolar del 8% al 21%, después de estar durante casi un año haciendo una tremenda campaña en contra de la subida anterior.
 

Quizás se queden muchas cosas en el tintero, pero esto es sólo un pequeño resumen del, en mi opinión, fatídico último ejercicio. Hace un año, el 20 de noviembre (casualidades de la vida) los españoles elegían entre el malo conocido y el bueno por conocer. El malo conocido venía muy tocado, así que se escogió al bueno por conocer. Pero resultó que ni estaba por conocer (pocos políticos llevan tantos años como él ocupando cargos en distintas Administraciones) ni era bueno (de esto dan fe los datos). Así que en estos doce meses nada ha cambiado, al menos no para bien. Mientras nos damos cuenta que hay otras opciones y otras maneras de salir de la crisis que aún no hemos probado, no habrá más remedio que salir a la calle y quejarnos, cuando nos dejen, de las decisiones que tomen los que no hacen mucho llegaron al poder. Y como no todo va a ser malo, aquí os dejo uno de los mejores momentos de nuestro querido presidente.



miércoles, 21 de noviembre de 2012

La desinformación.

Después de dos semanas sin publicar en nuestro querido blog, no por falta de ganas ni gandulería, si no por déficit de tiempo para dedicarme a las cosas que realmente me gustan. Decidí, durante el fin de semana, intentar escribir un buen artículo, que se asemeje más a la calidad que desprenden mis compañeros y amigos. Me puse en marcha buscando un tema deportivo de candente actualidad o relevante para mis pocos lectores. Cuál fue mi sorpresa, bueno en realidad me lo venía oliendo, que es muy pero que muy difícil encontrar información sobre deportes. Corrijo es difícil encontrar información de otros deportes diferentes del fútbol. Y aquí viene mi crítica a los medios deportivos españoles, con la cual no todos deben de estar de acuerdo aún que ojalá sí lo estuvieran. 

Si dispusiera de los medios necesarios podría escribir todas las semanas un artículo medio decente sobre fútbol, es un tema sobre el que estoy actualizado y me proporcionan los medios suficientes para informarme. Pero cuando decidí unirme a este blog pensaba escribir sobre todo los deportes que pudiera y hacerlo de manera que facilitara la comprensión para la gente, que como yo, no sabe profundamente de todos los deportes existentes. Cada día navego por las diferentes páginas de diarios deportivos (por llamarlos así) en los cuales, y con mucha suerte, hay, si acaso,  la cuarta parte de notas de prensa sobre baloncesto, tenis, ciclismo, etc . que de noticias sobre fútbol. Y esto por nombrar a los deportes sobre los que más se habla, si ya entramos en fútbol sala, volleyball o atletismo entre otros, es una tarea para detectives. Las portadas de estos diarios son casi siempre irrelevantes y poco informativas, y sin meternos en la tendencia hacia los diferentes equipos, no sirven a una persona de a pie para mantenerse al tanto de lo que ocurre en el deporte nacional. Pregunten cuánta gente se enteró de que España llegó, otra vez, a la final de la copa del mundo de fútbol sala el pasado fin de semana. La liga ACB tiene una cobertura ridícula, la Asobal menos aún. Muchos pensarán que para los periódicos lo que da dinero es el fútbol, y no lo discuto, pero reduce el nivel cultural de manera importante. Es el deporte rey en este país, pero utilizando los medio adecuados se puede incentivar la práctica de otros deportes, que a la larga se convierte en algo beneficioso para el individuo y la sociedad.

Ahondando más en el tema puedo decir que los actuales periodistas deportivos están degradando esa profesión al fondo de una cloaca. El programa del canal Intereconomía, Punto Pelota, se ha puesto al nivel del pozo sin fondo de sabiduría de Hombres, Mujeres y viceversa. Es una vergüenza lo que ocurre en ese plato. Estoy convencido de que hay cientos de periodistas en paro que hará un mejor trabajo que la gente que aparece ahí, no todos son pésimos algunos son lo que de verdad representa esta profesión, pocos eso sí. Como he leído de un muy buen amigo mío, y que controla de este tema, la aspiración de los estudiantes de periodismo de hoy en día es formar parte de este circo, refiriéndose al periodismo en general, pero yo lo quiero centrar en el deportivo. Escuchar frases de boca de teóricos periodistas como: “Ronaldo no necesita un psicólogo porque se beneficia a Irina todas las noches”. Son solo ejemplos puntuales de la calidad de este tipo de información. Parece ser que en España lo único que puede triunfar es el sensacionalismo y las noticias del corazón, ya que en esto último se han convertido programas deportivos de diferentes cadenas.

Volviendo a lo de incentivar otros deportes que no sea sólo once contra once. Sólo se está consiguiendo por el esfuerzo en prácticas de unos pocos. Deportes como el ciclismo, pádel y prácticas que mejoren la salud están actualmente ganando terreno en la práctica no profesional. Ojalá se hicieran eco los medios y se publicitara más, seguro que se repartiría el pastel de una manera más equitativa. No es mi intención denigrar al fútbol pero han conseguido que se odien las noticias sobre éste. Más vale ver los partidos sin sonido y sacar uno sus propias conclusiones y que las relaciones, problemas y demás situaciones que sean ajenas al deporte en sí sean problemas internos de los profesionales. Cuando en una empresa hay un conflicto interno no se hace una portada sobre ello.

Mi consejo, practicar más deportes en grupo que siempre es más ameno y disfrutar de las competiciones oficiales sin hacer caso a los pseudo-periodistas que actualmente intentar trasmitir algo de información. Puede que así acabemos con ellos y se dé un giro a la telebasura actual. No es tan necesaria la televisión, os lo digo de propia experiencia.

@javielnoval

viernes, 16 de noviembre de 2012

Los bancos, el dinero, el BCE y los intereses que lo parieron (Parte2)

En el artículo de la semana pasada explicábamos el origen del dinero, desde el trueque hasta el sistema financiero actual, y demostrábamos como crean los bancos comerciales dinero desde la nada, debido a los beneficios que disfrutan por su condición. También comentamos por qué y cómo se generan los intereses, y hoy veremos las nefastas consecuencias que todo este “fraude” ha tenido en la vida cotidiana de los ciudadanos.

Como sabemos, pues lo llevamos escuchando cada día desde que comenzó la crisis, los “mercados” no confían en que España sea totalmente solvente a la hora de devolver la deuda que genera y, por tanto, para concederle créditos a nuestro país nos exigen pagar unos intereses muchos más altos que a otros estados. Concretamente, en estos momentos nos exigen más o menos el 5,5% o 6%  para los bonos a diez años (hemos llegado a pagar el 7%). Mientras tanto, otros países de la zona euro como Alemania pagan alrededor del 1%. Como sabemos, la diferencia entre la rentabilidad del bono alemán y del español es familiarmente conocida como “prima de riesgo” (por ejemplo, si nosotros pagamos intereses al 7% y Alemania al 1%, la prima de riesgo se sitúa en 600 puntos, es decir, un 6% de diferencia).

La pregunta que cabe hacerse en este punto es, ¿por qué España paga unos intereses tan altos y, en cambio, a otros países con una deuda pública y un déficit muy superior al nuestro, como Japón o Reino Unido, se les exigen unos intereses muchos más bajos? La respuesta es sencilla: estos países disponen de un Banco Central que dirige la política económica y se encarga de emitir dinero y comprar deuda pública (es decir, prestarle dinero al Estado) a unos intereses muy bajos. De esta manera están pudiendo cubrir el déficit generado por la crisis financiera a un coste muy por debajo del de muchos países de la zona euro.

Rápidamente nos puede surgir otra cuestión, ¿por qué no hace esto nuestro Banco Central? Cuando España se adhirió al euro, renunció a gestionar su política monetaria y, con ello, a cualquier posibilidad de emitir dinero con el que financiar el déficit. Toda la soberanía recayó entonces sobre el Banco Central Europeo, y aquí está uno de los mayores problemas. El BCE se fundó como un banco independiente (lo cual no se cumple), cuya misión principal consiste en mantener la estabilidad de precios, es decir, controlar la inflación (por encima de otros objetivos como el crecimiento o la creación de empleo). Por ello tiene prohibido prestarle dinero directamente a los estados miembros, de manera que ningún país de la zona euros puede financiarse directamente a través de su Banco Central, como si hacen otros.

Las razones que se esgrimieron para, a la hora de fundar el BCE, hacerlo en estos términos son, a mi parecer, totalmente discutibles. Los economistas favorables a la independencia del BCE exponen que las decisiones económicas deben responder a criterios técnicos, y no a los intereses particulares de los dirigentes políticos. Pues bien, se está dando por sentado de antemano la incompetencia y la mala fe de la clase política y, además, se habla de un banco independiente cuando lo correcto sería decir independiente de los estados, puesto que es totalmente dependiente de los grandes grupos de influencia de la banca internacional (basta con el ejemplo del máximo dirigente del BCE, que llegó a este puesto tras vice-presidir Goldman Sach cuando este banco de inversión norteamericano ayudó a Grecia a ocultar su verdadero déficit a la UE).

Pero vayamos a lo práctico, ¿cuáles son las consecuencias que sufrimos por renunciar a manejar nuestra política monetaria y dejarlo todo en manos del BCE? Como hemos dicho, al no poder financiarse los estados directamente a través del BCE, deben emitir deuda que es comprada por los “mercados”. Aquí, cada cual se las apaña como puede, y algunos países como España han llegado a pagar el 7% por financiarse. En cambio, el BCE sí puede financiar directamente a los bancos comerciales que, finalmente, son los que compran la deuda de los países. Y, ¿a qué tipos de interés toman prestado dinero los bancos comerciales? En los últimos tiempos, alrededor del 1%.

Esto es tan crudo como suena. El BCE da dinero a los bancos comerciales al 1% que, a su vez, dan dinero a los Estados a un interés mayor. En el caso de países como España, Italia o Portugal (de Grecia ya ni hablamos), mucho mayor. Nuestro país, en caso de recibir financiación directa en lugar de tener que pedir dinero a los “mercados” estaría pagando alrededor de un 5% menos de tipo de interés. Esto, cuando estamos hablando de alrededor de 40.000 millones de euros al año destinados exclusivamente al pago de intereses por parte del Estado (por si hay dudas, lo pagamos todos nosotros con nuestros impuestos) da muestra de quiénes manejan el cotarro.

De esta manera, entramos en un círculo vicioso del que es muy difícil salir: España gasta más de lo que ingresa, por lo tanto pide dinero; los mercados le prestan ese dinero a cambio de tipos de intereses muy altos, puesto que no se fían mucho de nosotros; al pagar tantos intereses los gastos del Estado aumentan, por lo que hay que hacer recortes; estos recortes provocan, de diferentes maneras, un descenso de los ingresos y aumento de los gastos, así que España debe volver a pedir dinero; como los “mercados” se fían menos aún, nos piden más intereses, así que el gasto sigue aumentando; y, de esta manera, la rueda sigue y sigue girando hasta no sabemos cuando.

Para concretar un poco más, veamos las cifras que avalan lo que os cuento.
En este primer gráfico vemos, en las barras azules, el déficit o superávit (diferencia entre lo que el Estado ingresa y lo que gasta) español durante los últimos 25 años. La línea roja muestra la deuda que se ha ido acumulando durante todo este tiempo. Ambas magnitudes están expresadas en tantos por ciento con respecto al PIB. Como vemos, sólo se ingresó más dinero del que se gastó durante el ciclo 2005-2007 (con Gobierno socialista, creo recordar).



Este segundo gráfico expresa exactamente lo mismo, con una “pequeña” diferencia: no se añade el gasto dedicado al pago de intereses durante estos 25 años. 


Está claro que las diferencias son abismales, hasta tal punto que, sin contar el gasto financiero que supone el pago de intereses, la deuda pública de España pasaría de cerca del 90% respecto al PIB a poco más de un 10%. Estamos hablando de deber algo más de 100.000 millones euros en lugar de casi un billón. Y si bien, financiarse absolutamente a coste cero a través del BCE es un poco utópico, combinar este tipo de financiación con la privada ahorraría muchísimo dinero a las arcas del Estado.

Y ahorrar mucho dinero va más allá de la prima de riesgo (que descendería bastante, por otro lado), de los objetivos del BCE o del déficit público. Ese dinero supondría no tener que realizar recortes en Educación o en Sanidad; supondría no quitarle la paga extra a los funcionarios, no bajar la prestación por desempleo o no congelar las pensiones; entre otras cosas, supondría poder evitar muchos de los desahucios que se producen cada día, y las catástrofes personales que suponen (aunque parezca populismo, es la cruda realidad). En fin, un asunto más que nos lleva a la misma conclusión que muchos otros: hace demasiado tiempo que dejamos el destino de toda la sociedad en manos de unos pocos, que siguen enriqueciéndose a cambio del sufrimiento de muchos, y nadie está dispuesto a cambiarlo. Al menos no los que podrían hacerlo, que son esos que votamos de vez en cuando para que se preocupen por nosotros. Quizás, aunque sea triste, tengamos lo que nos merezcamos.

@Elfara_chico

viernes, 9 de noviembre de 2012

Los bancos, el dinero, el BCE y los intereses que lo parieron (Parte1)


Como dice José Merce “a mí me gustan los santos que tengan puente”, así que como el viernes pasado las obligaciones laborales recién contraídas me impidieron disfrutar del bienaventurado puente de todos lo santos, decidí tomarme la justicia por mi cuenta y no escribí el artículo semanal. Tras esta curiosa forma de disculparme por ello, para esta semana os voy a dejar la primera parte de un artículo que continuará el viernes que viene, y que trata de explicar como hemos llegado al punto de dominio absoluto de las cúpulas de poder por parte de los bancos. Hasta tal punto, que el simple hecho de plantearnos que alguno de ellos quiebre, crea un pánico desproporcionado.

Y para empezar, creo que es necesario retroceder bastante en el tiempo, a la época en la que el sistema de intercambio era el truque, que no requiere de mucha explicación. ¿Por qué se abandonó este sistema? En primer lugar, a la espera de smartphones, Internet y redes sociales varias; resultaba muy complicado encontrar a alguien que ofreciera lo que uno buscaba, y que al mismo tiempo quisiera lo que éste ofrecía (estamos comprobando como, con la facilidad que otorgan los nuevos medios de comunicación, la vuelta al semi-trueque no es nada ficticio para algunos ciudadanos). Por otro lado, era muy subjetivo establecer el valor de cada uno de los productos (¿un saco de harina a cambio de una gallina o de dos?). Por tanto, se buscó algún bien que establecer como medida de referencia en los intercambios, usando para ello el grano, el ganado,... Pero surgieron otro dos problemas, el bien elegido debía poder ser divisible y fácil de transportar. Es aquí cuando se empieza a utilizar como método de cambio los metales.

Avanzamos un poco en el tiempo, y llegamos a la época en la que se comienza a guardar los metales (ahorros) en un lugar seguro, en este caso los locales de los orfebres. Éstos daban un recibo (dinero) con la cantidad de lingotes depositados por cada persona, que a su vez usaba estos recibos como medio de pago. Claro, mientras pudieran hacer frente a los pagos con los recibos que les daban, nadie iba a pedirle al orfebre que le devolviera todo lo depositado. Así que estos pensaron, ¿ por qué no prestar medios de pago (créditos) a las personas que no tuvieran reservas a cambio de una importante comisión (intereses)? Es aquí donde surgen la figura del banco (ladrones), casi como hoy la conocemos.

Dejando atrás el trueque, y pasando de largo por la conversión de los primeros orfebres (cuya misión era mantener a salvo los metales de los depositantes) en banqueros propiamente dichos, nos situamos ahora en el siglo XIX. Punto importante, pues es aquí donde se empieza a establecer la equivalencia fija entre los billetes y monedas emitidos y el oro. Los billetes no eran más que un “recibo” que establecía que su propietario tenía determinada cantidad de oro, por lo que los bancos debían controlar minuciosamente que el dinero emitido concordase con las reservas de oro. Este sistema funcionaría bien mientras no hubiera necesidad de emitir una gran cantidad de dinero en un corto período de tiempo. Y esta necesidad llegó con las Guerras Mundiales.

Y tras las II Guerra Mundial, los gobiernos decidieron que era momento de cambiar de sistema, empujados por Estados Unidos. Se abolió el patrón oro y el dinero dejó de estar vinculado directamente al preciado metal, sino que se vinculaba a una moneda convertible en oro, en este caso el dólar, lo cual provocó que Estados Unidos tuviera total libertad para emitir dinero con el fin de financiar sus necesidades, repartiendo su moneda por todo el sistema financiero internacional y bancos centrales. Esto benefició sobremanera a los americanos y a países exportadores, pero condujo a una desigualdad cada vez mayor con los países más pobres.

Este nuevo sistema de convertibilidad respecto al dólar funcionó hasta que Estados Unidos se vio incapacitado para mantener la equivalencia, acuciado por la gran cantidad de emisión de dinero que le supuso la Guerra Fría y la Guerra del Vietnam. Es así como en 1971 el presidente Nixon da por abolido el sistema. Y tras este inmenso rollo histórico, es en esta fecha cuando da comienzo la era del papel moneda, dinero fiduciario y tipos de cambio flotantes que dieron lugar a la especulación imparable y la concentración de riqueza que nos han traído hasta las circunstancias actuales.

¿ Y en qué consiste ese sistema injusto que nos rige? Pues bien, principalmente en otorgar a los bancos comerciales capacidad para tener “cogidos por los huevos” a toda la sociedad. En concreto, sin entrar en materia financiera específica, las entidades tienen potestad ahora para crear dinero de la nada, sin necesidad de tener ningún bien detrás que avale estas operaciones. Del dinero que los clientes depositan en sus oficinas se les permite prestar de distintas maneras prácticamente todo. Sólo están obligados a “guardar” como coeficiente de caja, por regla general, un 2% del dinero que depositan en el banco sus clientes. Es decir, de nuestras cuentas corrientes, plazos fijos,…, el banco de turno sólo esta obligado a tener guardado un 2%. ¿Qué supone esto? Dos cosas principalmente: la primera, que los bancos comerciales pueden crear dinero en cualquier momento (de hecho son los principales emisores de dinero); la segunda, que lo hacen de manera ficticia, pues este dinero provienes de la nada.

Lo explico en un ejemplo muy sencillo, reduciendo al absurdo: imaginen una situación inicial en la que un abogado, supongamos, acude al banco a ingresar 1.000€. Cuando quiera, el podrá regresar al banco o ir a un cajero y disponer de ese dinero. Al mismo tiempo, un cliente que debe 500 euros al abogado acude al banco a pedir un crédito por esa cantidad. Como el banco sólo está obligado a guardar un 2% de los depósitos, es decir, 20€ de los 1.000€ que ingresó el abogado, le puede prestar hasta 980€ al cliente. El banco le presta esos 500€, el cliente se los paga al abogado, y éste los ingresa a su vez en la entidad, teniendo ahora 1.500€ en su cuenta corriente. ¿Hay 1.500€ en el banco? Lógicamente no. De hecho, si el abogado quisiera disponer de toda esa cantidad al instante no podría, pues en la caja fuerte de la sucursal sólo estarían los 1.000€ que ingresó. Así que se pillaría un cabreo de tres pares de narices.

Esto, a escala universal, es lo que pasa en el sistema financiero actual. El dinero que hay en circulación poco o nada tiene que ver con los bienes reales que están en la economía. Lo lógico sería que el dinero en circulación tuviera una enorme relación con los bienes reales pero, ¿quién va a impedir a los bancos comerciales crear y crear dinero cuando, cuanto más lo hagan, más beneficios obtienen? Y no sólo eso, hay otra forma que tienen los bancos de crear dinero de manera totalmente ficticia: los intereses. Tiene sentido que, si yo le dejo dinero a alguien, le cobre un interés por la molestia que me supone no poder disponer de ese dinero. Pero, como hemos visto anteriormente, las entidades financieras crea el dinero de la nada y, por lo tanto, no renuncian a nada para poder conceder préstamos y créditos de cualquier tipo. 

Siento el tostón, pero es necesario conocer la historio de lo que hoy conocemos como dinero y sistema financiero para poder comprender las nefastas consecuencias que ha tenido para la sociedad. Mas esta es otra historia que compartiremos la semana que viene.

@Elfara_chico