lunes, 21 de mayo de 2012

Orgullo huertano

Pensaba hace poco en la suerte que tenemos los que podemos disfrutar de gente que nos influencie. Gracias a ellos nos convertimos en lo que algún día seremos. No creo que nadie sea como sea por si sólo, siempre tenemos a alguien que al que ponemos de ejemplo, alguien que nos ayuda a elegir nuestro camino. Hoy me toca dedicarle este post a una de esas personas, que me ayudó a ser quien soy. Se lo debo porque el me dedicó otra entrada en su blog y aún no le he correspondido, así que hoy lo voy a arreglar. Este artículo va dedicado a mi primo Juan David Salcedo (Juanlanas para mi padre, ay mi Juan David para mi madre, el Charly en Archivel, "el que va siempre con la cámara a cuestas" para otros muchos.....). Gracias a él aprendía a apreciar grandes bandas y solistas como Celtas Cortos, Fito & Fitipaldis (antes de ser para las masas, cuando sacaron el debut A puerta cerrada), Sopa de Cabra o Els Pets.

Otro grupo que mamé de mi primo fue el que nos toca esta semana. Los murcianos M-Clan se formaron en la capital de la huerta en 1993 después de que Carlos Tarque y Ricardo Ruipérez, que se conocieron en la mili, algo bueno tenía que tener, decidieran crear una banda. Junto con Santiago Campillo, Juan Antonio Otero y Pascual Saura completaron la primera formación de El Clan de los Murciélagos, que acabó siendo M-Clan. Con sus dos primeros álbumes, Un buen momento y Coliseum, consiguieron muy buenas críticas, aunque no un éxito comercial. Con su tercer disco, Usar y tirar, saltaron a la fama con la versión de Serenade de Steven Miller Band, a la que rebautizaron como Llamando a la tierra. En este disco abandonaron sutilmente el rock de influencias sureñas que iban haciendo hasta entonces y pasaron a hacer canciones más melódicas y comerciales, pero sin abandonar su sello personal.

No se acabaron de asentar en el panorama nacional hasta su cuarto disco, el directo en acústico Sin enchufe, grabado en los estudios El Álamo en 2000 y publicado en 2001. Producido por Alejo Estível, aquí demostraron todo lo bueno que la banda tiene, desde un directo explosivo, pasando por su rock sureño bebiendo blues hasta llegar a sus temas más comerciales. Un total de ocho canciones nuevas presentaron, incluyendo Carolina, que es su canción más conocida. Se nota el cambio que he mencionado antes en los temas nuevos, pero aún así nos brindan grandísimas composiciones como Souvenir, El tren que nunca cojimos o Los periódicos de mañana. Dos grandes versiones nuevas (Maggie despierta de Rod Stewart y Todo negro de Rolling Sones) y una selección de algunos éxitos de discos anteriores como un himno indiscutible como es Quédate a dormir y Un buen momento, con la que nos recuerdan a lo que solían sonar. Un disco como la copa de un pino, sin desperdicio. Hace las delicias de oídos de distintas preferencias. Sin titubear lo colocaría en el cuadro de honor de la música española.

La posterior gira presentación trajo la mala noticia de la salida de una de las piezas fundamentales del grupo como era Santiago Campillo. Me duele decir esto, porque el grupo cuenta con una legión de seguidores fieles, pero tras la salida del guitarrista el grupo perdió la chispa. No me malinterpretéis, aún así nos han dado buenas canciones, como Mil cigarrillos, Filosofía barata o Me voy a dejar llevar y yo aún disfruto con ellos y sigo sus andanzas, pero el rock descafeinado de 40 Principales que practican ahora nada tiene que ver con el que hacían al principio, cuando aún les gustaba mostrar sus influencias. Aún así espero que nos sigan haciendo disfrutar, de su música y de su gran directo. Y por último dejo una opinión mía, por si acaso alguien quiere rebatirla, Carlos Tarque es uno de los mejores frontmans de nuestro país.



















Marcos


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