viernes, 27 de abril de 2012

Han perdido la razón, vergüenza nunca tuvieron


Dejémonos de hipocresía, de lenguaje neoliberal y de explicaciones inverosímiles. Olvidemos el objetivo de déficit, la prima de riesgo y la madre que parió a ambas (no me refiero a la Merkel). Nada de esto es lo que está motivando al nuevo Gobierno a cargarse de un plumazo los bienes más preciados que poseemos los españoles, educación y sanidad pública, universal y de calidad (no gratuita, como muchos se empeñan en afirmar, por supuesto).

Estos, los gurús que ahora nos dirigen, encabezados por el “desaparecido”, se mueven sólo por ideología o por interés, no sabría decir qué es peor. Les importa muy poco que la tasa de paro esté a años luz de comenzar a reducirse, que hayamos entrado de nuevo en recesión (con una contracción del 0,7% en el último trimestre), o que el número de españoles bajo el umbral de la pobreza esté avanzando de forma insostenible. Para ser honestos, creo que ni siquiera esto es lo más grave de la situación que vamos a vivir en España.

A riesgo de ser pesado hoy no tengo más remedio que analizar y comentar las medidas que se aprobaron el pasado viernes en el Consejo de Ministros con respecto a sanidad y educación. No sé si conseguirán el objetivo oficial de reducir 10.000 millones, realmente lo dudo mucho. El objetivo real, que no es otro que destrozar estos servicios públicos, lo van a lograr sin lugar a dudas. Lo vengo comentando las últimas semanas, y quizás sea una reflexión demasiado irracional, pero lo que éstos quieren me parece muy simple: que estudie y que vaya al médico el que pueda pagárselo. Les jode estar en las listas de espera en el mismo sitio que el albañil o el panadero, o que sus hijos estudien en la misma universidad que el hijo del pescador o del agricultor.

Siendo más racional, las reformas anunciadas suponen un deterioro brutal de la sanidad y, sobre todo, de la educación. Los tiempos en los que cualquiera podíamos acudir a la Universidad y teníamos cobertura ante la enfermedad que fuera se han acabado, tan simple como eso. Explicar este expolio culpando a la “herencia recibida” será válido para los lectores de la Razón o los espectadores de Intereconomía, pero no es más que una burda excusa que seguirán utilizando hasta que se lo hayan llevado todo por delante.

Empecemos por las medidas respecto a Sanidad:
  • Lo primero que anunció la ministra sonaba bien (a pesar de parecer estar hablando de ingeniería aeronáutica, porque ni ella misma era capaz de entender lo que estaba leyendo. No es de extrañar, teniendo en cuenta que no se percató del Jaguar que descansaba en su garaje). Incentivar el uso de genéricos; adecuar el número de dosis recetadas a la enfermedad correspondiente; compra centralizada de productos, en lugar de por Comunidades; y la aprobación de una cartera común de servicios sanitarios. No lancéis las campanas al vuelo, hay trampa. Dijo incentivar el uso de genéricos, pero han aprobado la posibilidad de recetar medicamentos “de marca” si el principio activo es el mismo. Es decir, un pequeño regalito para las grandes multinacionales, aunque suba el coste de las medicinas. Pero ¿ el objetivo de todo esto no era reducir costes?

    Con la compra centralizada y la cartera común, lo que se pretende en realidad es controlar desde el Gobierno central los servicios que se ofrecen a todos los ciudadanos, cortando así las alas a posibles Comunidades con ganas de garantizar gran cantidad de servicios para todos, pongamos el caso de Andalucía. Irán reduciendo estos servicios hasta cubrir sólo los más básicos, si acaso, de manera que la mayoría de la sociedad se verá incentivada a contratar una mutua. ¿ Siguiente paso? Establecer deducciones fiscales a favor de la sanidad privada, de manera que la pública quedará únicamente para las personas sin fondos, como una especie de beneficencia. Tiempo al tiempo.

  • Después anunció que los parados sin prestación no pagarán por los medicamentos, lo cual aplaudo. Pero también es necesario decir que en Andalucía los parados sin prestación dejaron de pagar por los medicamentos hace bastante tiempo, por lo que las Comunidades gobernadas por la derecha ya podían haber aprobado esta medida.

  • A cambio, los pensionistas van a empezar a pagar. Decía la ministra que sólo el 10%, con un máximo de 8€ o 18€ mensuales para bajas y altas pensiones, respectivamente. El hecho es que la pensión mínima no contributiva es de 357€ mensuales y sólo se les devolverá la cantidad que sobrepase los 8€ a partir de los 6 meses. Las pensiones mínimas de viudedad no superan los 470€, y se encontrarán con el mismo problema. No cabe duda de que supondrá una gran complicación económica para casos como estos, de manera que tendrán que pensárselo mucho a la hora de comprar según que tipo de medicamentos. Ni más ni menos, esto es lo que pretende nuestro Gobierno.

  • Los trabajadores con rentas mayores a 100.000€ pagarán el 60% de los medicamentos, en lugar del 40% anterior. Los que no lleguen a esas cifras pagarán el 50% o el 40% según tengan rentas altas o bajas, en palabras de la ministra. Lo que entiende ésta por renta baja o algo no lo sabemos, pero mejor ni imaginarlo.

  • Todo lo anterior son medidas coyunturales, que pueden tener más o menos repercusión en la sociedad. En algunos casos, repercusiones muy graves. Pero lo realmente preocupante de la reforma de la sanidad es que deja de ser universal. Tan duro como suena, ya no todo el mundo tiene garantizada la asistencia sanitaria gratuita. Se pasa de un sistema donde el simple hecho de ser ciudadano te aseguraba la asistencia, a uno donde se relaciona cobertura sanitaria con cotización a la Seguridad Social. Se utiliza como excusa el tremendo gasto sanitario que supone la cobertura del “turismo sanitario” y de inmigrantes ilegales, sin intentar esconder en ningún momento el argumento populista y xenófobo. Nos preguntábamos muchos por qué en España no surgía un partido de extrema derecha, y la respuesta está clara: existe, logró mayoría absoluta en las últimas elecciones y nos gobierna desde entonces.

  • Esta medida también deja en el limbo la situación de los mayores de 26 años que nunca hayan cotizado. Ya no pueden ser beneficiarios y sólo podrían recibir la tarjeta sanitaria si se declaran como “sin recursos”, lo cual no siempre es fácil de demostrar. Como comentaba anteriormente, una vez que la sanidad ha dejado de ser universal, será nuestros dirigentes los que determinen quién sí y quién no. Ahora son los inmigrantes ilegales, mañana todos los extranjeros, y pasado los enfermos crónicos, que nos salen muy caros. Este sinsentido no ha hecho más que empezar, queda esperar cuando nos tocará a nosotros.

El ministro de Educación y Cultura, el señor Wert, tendrá muchas cosas malas, pero se le ve venir de lejos. Es un facha (con todas las connotaciones negativas posibles) de los pies a la cabeza, no cree en la Educación pública y no le gusta que todo el mundo pueda acceder a una beca. Y no se molesta en negar nada de esto, sino que lo ratifica con cada medida que toma. Ya en los presupuestos generales le dio un palo tremendo a la enseñanza, reduciendo un 30% el gasto en su ministerio, un 60% el gasto universitario y en 160 millones la partidas para becas. Ahora pega otro hachazo sin disimulo, y anunció al mismo tiempo que esto es sólo el principio, pues seguirá reformando todo lo reformable. De momento, nos tenemos que conformar con lo aprobado el pasado viernes:

  • Se incrementa un 20% el ratio alumno/aula en toda la enseñanza obligatoria. Esto supone, como es lógico, un empeoramiento de la calidad de la enseñanza. En tiempos donde todos los informes internacionales nos colocan en la cola en este asunto, seguimos tirando piedras contra nuestro propio tejado. Al mismo tiempo, implica la reducción del profesorado, lo que contribuye también de manera efectiva al principal objetivo del Gobierno, disminuir el número de parados.

  • Y si se trata de reducir profesorado, que mejor que aumentar las horas lectivas de éstos y no cubrir las bajas que no superen las dos semanas de duración. A todos mis amigos que están en lista para hacer sustituciones o esperan impacientes la convocatoria de oposiciones seguro que les encanta esta noticia. Lo mejor de todo, la argumentación del ministro: “cubrir bajas para 3 días era un jaleo de papeleo administrativo”. ¡Olé!

  • Si ya estas medidas son totalmente reprochables, en lo que respecta a educación universitaria el ministro se soltó la melena. Según varios estudios, el coste medio de un alumno universitario por curso académico es de 6.000€, y se viene pagando como media 1.000€/curso, es decir, el 15%. Esto no le gusta al señor Wert, pues piensa, según sus propias palabras, que es como otorgarle una beca a cada alumno por el 85% restante del coste. Así que se ha puesto manos a la obra: en la primera matrícula, en lugar de costear el 15% el alumno se pagará el 25%, 1.500€; en la segunda matrícula, el 40%, 2.400€; en la tercera matrícula, el 70%, 4.200€; y en las sucesivas, el coste total, 6.000€. Tiene lógica el aumento del coste para asignaturas repetidas, pero esto es simplemente una fechoría. Existen asignaturas de una dificultad importante, sobre todo si nos fijamos en carreras técnicas como Ingenierías. Y existen circunstancias personales que pueden hacer a un alumno perder un curso entero, conozco casos.

    Además, se entra en un círculo vicioso de difícil salida. Pongamos un ejemplo: persona con no excesivos recursos que no recibe beca por la reducción de éstas en los últimos presupuestos; tiene que compaginar los estudios con un trabajo de fines de semana para poder costearselos, sobre todo después del aumentos de más del 50% de las tasas; como consecuencia del trabajo, no tiene disponibilidad completa para estudiar, de manera que suspende alguna asignatura; esto le supone un coste mucho mayor de la siguiente matrícula, de manera que no es suficiente con el trabajo de fín de semana, y debe buscar algo a media jornada, lo cual le reduce enormemente el tiempo de estudio; más asignaturas suspensas, con lo que el coste de la tercera matrícula le resulta totalmente inaccesible, con el resultado de abandono de los estudios. Triste pero real, esto va a pasar.

  • Por último, para no aburrir más, otra cucharada de xenofobia y populismo que se lanza desde el Consejo de Ministros: los alumnos extranjeros no europeos tendrán que pagar el coste total de sus estudios, es decir, alrededor de 6.000€ por curso académico.

Por tanto, sin darnos apenas cuenta, ya se ha rebasado la línea roja de educación y sanidad para todos, sin distinción. Lo que venga a partir de ahora, no lo sabemos, pero sinceramente no espero que den marcha atrás, todo lo contrario. Como decía antes, esconder estas decisiones con el disfraz de la crisis y la reducción del déficit no es nada más que una nueva mentira. Esto es sólo ideología e interés. Ideología, porque nunca les ha gustado la igualdad entre ciudadanos que suponía la sanidad y la educación pública y universal. E interés, porque es un paso de gigante en la labor que vienen desarrollando en favor de la privatización de estos servicios.

Y acabo este artículo, escuchando la rueda de prensa sobre el Consejo de Ministros de esta mañana. La omnipresente Soraya, escoltada por los ministros de Economía y de Trabajo. Empiezo a temblar porque, aunque siempre pensé que no tenían vergüenza, ahora sé también que han perdido la razón.

@Elfara_chico

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