lunes, 15 de octubre de 2012

Un ratito de gloria

Hace un año empezábamos una nueva vida. Y hace cuatro meses que se nos acabó. En este periodo de tiempo nos ha dado tiempo a pensar, reflexionar y ponernos tristes, pero tras hacer balance hemos pensado que mejor alegrarse porque pasó que lamentarse porque se acabó. No se agradecer a todas las personas que me acompañaron y me hicieron tan feliz en esta apasionante experiencia, pero me gustaría intentarlo. Gracias a todos, por todo, por todos los bueno ratos, por la ayuda prestada. Vais a estar en mi corazón todo la vida. 

En este periplo también hemos adquirido más sabiduría y vamos a re emprender nuestra iniciativa bloguera. Continuamos circulando por la izquierda desde España, aunque España vaya en la otra dirección.

Empezamos hablando de un concierto, uno de los  mejores que he visto, de los que por mucho que duren no te explicas como ha pasado tan rápido. Tres horas de buenas canciones y entretenimiento a raudales, aderezado con una actuación inmejorable. El pasado 29 de Septiembre, en la plaza de toros de Murcia, los grandes de la música Española hicieron historia, y lo mejor es que yo estuve allí para verlo y formar parte de ella. La noche huertana vibró con este par de viejos que demostraron que el síndrome de Peter Pan tiene ventajas por todos lados. Hablo, como no, de Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat.

El concierto estaba anclado en mitad de la gira Dos pájaros contraatacan, en la que presentan su magnífico nuevo disco conjunto La orquesta del Titánic. Con un escenario que haría morirse de envidia a cualquiera empezaron con algo previsible, o semi previsible porque la letra era completamente distinta a la de las versiones anteriores, con Ocupen su localidad mezclado con Hoy puede ser un gran dia al que le metieron un  trozo de Es mentira. A continuación cayó Acuérdate de mi, la primera del nuevo disco, que le siguieron los clásico Algo personal y Sin embargo, interpretadas cada una por su compositor, cosa que cambió a partir de que tocaran La orquesta del Titanic, donde las pantallas ofrecían espectáculo visual en forma de barco. Cada uno hizo suyas canciones del otro, Serrat con Una canción para la Magdalena y Sabina con Señora. Aquí el concierto cogió fuerza y los clásicos se fueron desgranando como mucha intensidad, como el caso de Cien mentiras, Para la libertad, El bulevar de los sueños rotos (con homenaje a Chavela Vargas y bandera mejicana incluida) o Cantares. El momento bajo del concierto lo protagonizó nuestro amigo Joan, ya que su Mediterraneo sonó demasiado lento. Tras tres horas de concierto y dos bises, Fiesta puso el broche final a una noche que el que escribe va a tardar en olvidar.

Además de lo impecable del aspecto musical el espectáculo que ofrecieron estos dos sexagenarios fue algo fuera de lo común. Sabina bailando charleston en lo alto de la escalera o Serrat haciendo malabares con pelotas de tenis en mitad de La del pirata cojo o sus charlas (que parecían monólogos) antes de cada canción. En resumen, un concierto como sólo dos de los grandes saben hacer. Aún así no  me puedo callar lo que tengo muchas ganas de decir. El precio es abusivo amigos míos. Cuarenta y cinco mortadelos son  demasiados en tiempos de crisis, y con la plaza de toros abarrotada menudo sueldazo os llevasteis. De todas maneras, los que nos lo pudimos permitir pasamos, parafraseando a Kiko Veneno al que ya le he quitado la frase para el título, un ratito de gloria.


Marcos




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