Ayer se celebró el Día de la Mujer
Trabajadora, y no podíamos dejar pasar esta oportunidad de felicitar
y homenajear a todas ellas porque, aunque suene a tópico, mujer y
trabajo son dos palabras que han ido siempre ligadas a lo largo del
tiempo, sin excepción.
Desde nuestras abuelas, casi todas, que
tuvieron que luchar día tras día por sacar adelante una familia con
los pocos recursos con los que contaban, y lo hicieron con una
dignidad que ya quisiéramos para nosotros, tratando siempre de
darles a sus hijos las oportunidades que ellas no tuvieron. Pasando
por nuestras madres, que no se conformaron con jugar un papel
secundario en la sociedad y reclamaron con toda su fuerza los
derechos que tendrían que haber sido suyos desde siempre. Y
finalizando por nuestras amigas, novias, primas, …, que no sólo
han cimentado la igualdad que nuestras madres reclamaban sino que, es
justo decirlo, ya nos han adelantado en muchos aspectos. Para
comprobarlo sólo tenéis que pasar un día por cualquier universidad
y veréis que el número de licenciadas o diplomadas es bastante
mayor al de licenciados o diplomados.
Y para conseguir todo esto no han
tenido más remedio que superar infinidad de obstáculos, los mismos
que generaciones y generaciones de hombres les hemos ido colocando en
el camino, probablemente por el miedo a vernos avocados a ocupar
fácilmente ese papel secundario del que hablábamos. Todavía hoy,
día tras día, muchas mujeres deben enfrentarse a estos obstáculos
que tan arraigados están a la sociedad europea, más aún en la
española.
Entre éstos,
lamentablemente, a menudo tienen que encontrarse con decisiones o
declaraciones de nuestros cargos públicos. La última, sin ir más
lejos, ha sido el discurso del ministro de Interior, Alberto Ruíz
Gallardón, intentando defender en el Congreso su inútil e
innecesaria contrarreforma de la ley del aborto. Literalmente, el
señor ministro dijo: “detecto violencia de género estructural
contra las mujeres por el mero hecho del embarazo” y “protegeremos
la dignidad de esas mujeres defendiendo uno de sus valores
fundamentales, que es el derecho a la maternidad”. Cierto es que en
el aspecto laboral, el hecho o la posibilidad del embarazo supone un
agravio comparativo, pero poca relación encontramos entre este asunto y la ley del aborto. De hecho, nada tienen que ver estas declaraciones con la
razón principal de la contrarreforma, que no es otra que contentar a
los fundamentalistas con los que comparte partido político,
ideología y religión. Y me resulta aún más molesto por el tufillo
paternalista y protector que desprende, pues parece dar a entender que
el “macho español” tiene que velar por los intereses de su “desprotegida” e “indefensa” esposa. Bien haría el señor
Gallardón en comprender que el siglo XIX hace mucho que pasó, y la
mujeres son capaces de cuidarse y tomar decisiones importantes por sí
mismas.
Si, como dice el ministro, lo que se
pretende con la reforma es proteger a la mujer embarazada de la
“violencia estructural” a la que se enfrenta, fomentar la
maternidad o, simplemente, actuar como caballero del medievo en
defensa de su amada (esa actitud terriblemente machista
es la que percibo de sus palabras), se me ocurren algunas medidas que
el Gobierno podría tomar para conseguir este fin, y que serían más
efectivas que recuperar la anterior ley del aborto:
- Actúen de manera contundente contra cualquier empresario que plantee siquiera el hecho de un posible embarazo como característica a tener en cuenta a la hora de contratar a una mujer o no. Es vergonzoso que se tenga que escuchar en una entrevista de trabajo preguntas como: “¿tiene previsto tener hijos a corto plazo?”.
- Legislen ustedes seriamente para abolir la discriminación salarial que sufren las mujeres en nuestro país. Por si no lo sabe, las españolas cobran de media un 25% menos que los españoles que ocupan el mismo puesto de trabajo. Simplemente delirante.
- Teniendo en cuenta que la mayoría de abortos son debidos a embarazos no deseados, le recomiendo que incentive la educación sexual en los colegios e impida que los obispos vividores de turno y los más rancios de su partido hagan declaraciones (que, desafortunadamente, muchas personas tienen en cuenta) en contra del uso de métodos anticonceptivos.
- Para fomentar la maternidad, no se me ocurre nada mejor que invertir en guarderías y comedores públicos, de manera que las mujeres que quieran ser madres y no pueden tener ayuda de sus familiares, no deban decidir entre maternidad o trabajo.
- Con el mismo objetivo, también sería una gran decisión aumentar y hacer compatibles las bajas por maternidad y paternidad. Y facilitar el acceso a una vivienda a parejas jóvenes, pues la imposibilidad de establecer una vida en común, señor ministro, también es un gran hándicap en este sentido.
- Tampoco entiendo ese afán por defender el que seguro ustedes entienden como “sexo débil”, después de haber estado criticando duramente el ministerio de Igualdad, que era y es muy necesario en una sociedad como la española. O después de medidas como la tomada por su secretaria general, la señora Cospedal, que decidió dejar de subvencionar centros de la mujer en la Comunidad que ahora preside, de manera que muchos de ellos han tenido que cerrar sus puertas. ¿Le parece esto apoyo a la mujer en la decisión de tener hijos?
Por todo esto, tengo muy claro que la
intención del nuevo Gobierno no es proteger a la mujer, ni mucho
menos. Simplemente es otro paso más en el recorte de libertades que
vienen practicando desde que ganaron las elecciones. Empezaron por
los trabajadores, siguieron por los estudiantes, y ahora les toca a
las mujeres. Que se vayan preparando homosexuales o pensionistas.
Sólo quería hacer esto visible en un
día como hoy, en el que se conmemoran los derechos conseguidos tras
la lucha de tantas y tantas mujeres. Y que entendamos que, aunque
costara tantísimo esfuerzo avanzar en este aspecto, es mucho menos
costoso retroceder en el camino. Nuestro deber como ciudadanos, ya
que durante mucho tiempo generaciones de hombres no lo hicieron, es
luchar con la misma fuerza que lo hacen las mujeres en favor de la
igualdad, denunciando cualquier hecho que no vaya dirigido hacia ese
objetivo. Si no lo hacemos como deber cívico, hagamoslo al menos en
agradecimiento al esfuerzo que nuestras madres y abuelas han
realizado durante mucho tiempo para, por ejemplo, haber podido
estudiar una carrera y estar hoy en Manchester viviendo esta
aventura. O por querernos todo el tiempo, aunque no siempre fuera merecido.
Así, vaya este artículo en homenaje a
todas las mujeres en su día, aunque deberían serlos todos. Y en
especial, para Isabel, Reme y Eva.
@Elfara_chico
Twittear
Simplemente fantastico. te quiere y te admira tu prima estela
ResponderEliminarMuchas gracias primica!! Más os quiero yo! Un besico a todos.
EliminarMe uno a Estela, Fantástico artículo
ResponderEliminarEsta claro que lo que pretende el Gobierno es ayudar a las mujeres que quieran ser madres, por eso en los recientemente anunciados presupuestos han suprimido el plan de creación de guarderías y aplazado otro año la ampliación del permiso de paternidad a cuatro semanas.
ResponderEliminarSon muy grandes!