viernes, 16 de noviembre de 2012

Los bancos, el dinero, el BCE y los intereses que lo parieron (Parte2)

En el artículo de la semana pasada explicábamos el origen del dinero, desde el trueque hasta el sistema financiero actual, y demostrábamos como crean los bancos comerciales dinero desde la nada, debido a los beneficios que disfrutan por su condición. También comentamos por qué y cómo se generan los intereses, y hoy veremos las nefastas consecuencias que todo este “fraude” ha tenido en la vida cotidiana de los ciudadanos.

Como sabemos, pues lo llevamos escuchando cada día desde que comenzó la crisis, los “mercados” no confían en que España sea totalmente solvente a la hora de devolver la deuda que genera y, por tanto, para concederle créditos a nuestro país nos exigen pagar unos intereses muchos más altos que a otros estados. Concretamente, en estos momentos nos exigen más o menos el 5,5% o 6%  para los bonos a diez años (hemos llegado a pagar el 7%). Mientras tanto, otros países de la zona euro como Alemania pagan alrededor del 1%. Como sabemos, la diferencia entre la rentabilidad del bono alemán y del español es familiarmente conocida como “prima de riesgo” (por ejemplo, si nosotros pagamos intereses al 7% y Alemania al 1%, la prima de riesgo se sitúa en 600 puntos, es decir, un 6% de diferencia).

La pregunta que cabe hacerse en este punto es, ¿por qué España paga unos intereses tan altos y, en cambio, a otros países con una deuda pública y un déficit muy superior al nuestro, como Japón o Reino Unido, se les exigen unos intereses muchos más bajos? La respuesta es sencilla: estos países disponen de un Banco Central que dirige la política económica y se encarga de emitir dinero y comprar deuda pública (es decir, prestarle dinero al Estado) a unos intereses muy bajos. De esta manera están pudiendo cubrir el déficit generado por la crisis financiera a un coste muy por debajo del de muchos países de la zona euro.

Rápidamente nos puede surgir otra cuestión, ¿por qué no hace esto nuestro Banco Central? Cuando España se adhirió al euro, renunció a gestionar su política monetaria y, con ello, a cualquier posibilidad de emitir dinero con el que financiar el déficit. Toda la soberanía recayó entonces sobre el Banco Central Europeo, y aquí está uno de los mayores problemas. El BCE se fundó como un banco independiente (lo cual no se cumple), cuya misión principal consiste en mantener la estabilidad de precios, es decir, controlar la inflación (por encima de otros objetivos como el crecimiento o la creación de empleo). Por ello tiene prohibido prestarle dinero directamente a los estados miembros, de manera que ningún país de la zona euros puede financiarse directamente a través de su Banco Central, como si hacen otros.

Las razones que se esgrimieron para, a la hora de fundar el BCE, hacerlo en estos términos son, a mi parecer, totalmente discutibles. Los economistas favorables a la independencia del BCE exponen que las decisiones económicas deben responder a criterios técnicos, y no a los intereses particulares de los dirigentes políticos. Pues bien, se está dando por sentado de antemano la incompetencia y la mala fe de la clase política y, además, se habla de un banco independiente cuando lo correcto sería decir independiente de los estados, puesto que es totalmente dependiente de los grandes grupos de influencia de la banca internacional (basta con el ejemplo del máximo dirigente del BCE, que llegó a este puesto tras vice-presidir Goldman Sach cuando este banco de inversión norteamericano ayudó a Grecia a ocultar su verdadero déficit a la UE).

Pero vayamos a lo práctico, ¿cuáles son las consecuencias que sufrimos por renunciar a manejar nuestra política monetaria y dejarlo todo en manos del BCE? Como hemos dicho, al no poder financiarse los estados directamente a través del BCE, deben emitir deuda que es comprada por los “mercados”. Aquí, cada cual se las apaña como puede, y algunos países como España han llegado a pagar el 7% por financiarse. En cambio, el BCE sí puede financiar directamente a los bancos comerciales que, finalmente, son los que compran la deuda de los países. Y, ¿a qué tipos de interés toman prestado dinero los bancos comerciales? En los últimos tiempos, alrededor del 1%.

Esto es tan crudo como suena. El BCE da dinero a los bancos comerciales al 1% que, a su vez, dan dinero a los Estados a un interés mayor. En el caso de países como España, Italia o Portugal (de Grecia ya ni hablamos), mucho mayor. Nuestro país, en caso de recibir financiación directa en lugar de tener que pedir dinero a los “mercados” estaría pagando alrededor de un 5% menos de tipo de interés. Esto, cuando estamos hablando de alrededor de 40.000 millones de euros al año destinados exclusivamente al pago de intereses por parte del Estado (por si hay dudas, lo pagamos todos nosotros con nuestros impuestos) da muestra de quiénes manejan el cotarro.

De esta manera, entramos en un círculo vicioso del que es muy difícil salir: España gasta más de lo que ingresa, por lo tanto pide dinero; los mercados le prestan ese dinero a cambio de tipos de intereses muy altos, puesto que no se fían mucho de nosotros; al pagar tantos intereses los gastos del Estado aumentan, por lo que hay que hacer recortes; estos recortes provocan, de diferentes maneras, un descenso de los ingresos y aumento de los gastos, así que España debe volver a pedir dinero; como los “mercados” se fían menos aún, nos piden más intereses, así que el gasto sigue aumentando; y, de esta manera, la rueda sigue y sigue girando hasta no sabemos cuando.

Para concretar un poco más, veamos las cifras que avalan lo que os cuento.
En este primer gráfico vemos, en las barras azules, el déficit o superávit (diferencia entre lo que el Estado ingresa y lo que gasta) español durante los últimos 25 años. La línea roja muestra la deuda que se ha ido acumulando durante todo este tiempo. Ambas magnitudes están expresadas en tantos por ciento con respecto al PIB. Como vemos, sólo se ingresó más dinero del que se gastó durante el ciclo 2005-2007 (con Gobierno socialista, creo recordar).



Este segundo gráfico expresa exactamente lo mismo, con una “pequeña” diferencia: no se añade el gasto dedicado al pago de intereses durante estos 25 años. 


Está claro que las diferencias son abismales, hasta tal punto que, sin contar el gasto financiero que supone el pago de intereses, la deuda pública de España pasaría de cerca del 90% respecto al PIB a poco más de un 10%. Estamos hablando de deber algo más de 100.000 millones euros en lugar de casi un billón. Y si bien, financiarse absolutamente a coste cero a través del BCE es un poco utópico, combinar este tipo de financiación con la privada ahorraría muchísimo dinero a las arcas del Estado.

Y ahorrar mucho dinero va más allá de la prima de riesgo (que descendería bastante, por otro lado), de los objetivos del BCE o del déficit público. Ese dinero supondría no tener que realizar recortes en Educación o en Sanidad; supondría no quitarle la paga extra a los funcionarios, no bajar la prestación por desempleo o no congelar las pensiones; entre otras cosas, supondría poder evitar muchos de los desahucios que se producen cada día, y las catástrofes personales que suponen (aunque parezca populismo, es la cruda realidad). En fin, un asunto más que nos lleva a la misma conclusión que muchos otros: hace demasiado tiempo que dejamos el destino de toda la sociedad en manos de unos pocos, que siguen enriqueciéndose a cambio del sufrimiento de muchos, y nadie está dispuesto a cambiarlo. Al menos no los que podrían hacerlo, que son esos que votamos de vez en cuando para que se preocupen por nosotros. Quizás, aunque sea triste, tengamos lo que nos merezcamos.

@Elfara_chico

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