Esta
temporada que ya agoniza, la 2011/2012, nos ha demostrado otra vez la
diferencia que existe entre el Real Madrid y el Barcelona, y los demás equipos
que compiten en la Liga. Una cuestión de presupuesto, muy beneficiados los dos
primeros con los derechos de televisión, y un poquito de historia (hay equipos
con tanta historia como estos dos pero por desgracia no han tenido la misma
suerte). Estos “mega equipos” que han arrasado con todos los rivales, récords y
demás estadísticas históricas, nos daban a entender que no tenían rival en todo
el mundo, salvo ellos mismos cuando se enfrentaban. En la competición nacional
arrasaban y en la continental pocos estaban a su altura, por no decir ninguno.
La final soñada por aficionados de uno y otro equipo se estaba fraguando de una
manera casi perfecta. Los medios de comunicación vendieron una final histórica
un poco antes de que sucediera realmente, y nosotros como tontos que no tienen
pensamiento propio nos lo íbamos creyendo y le dimos bola. Más aún cuando estos
gigantes quedaron emparejados con rivales en cuadros diferentes y sólo se
podían ver las caras en la final. ¡Ya está, nos vemos en la final de Munich!
Los astros alineados y nosotros discutiendo sobre cómo se iban a desarrollar
esos 90 minutos.
La
Champions League de este año fue perdiendo equipos de renombre y tanto el
Madrid como el Barça vieron el camino allanado hasta la ciudad alemana donde se
disputaría la final. La Décima tan cerca y el “Pep team” a sumar otro trofeo a
su época dorada. Se iban sucediendo las fases eliminatorias y se sufría menos
de lo esperado, para lo que se había visto otros años. Y llegaron las
semifinales para ambos bandos: Bayern de Munich (anfitrión de la final) y
Chealsea (un rival que siempre le ha costado al Barcelona). Pero ¿qué miedo
podía haber?, éramos intocables: una pegada asombrosa, potencia física, juego
de ensueño… cualidades que nos permitían seguir soñando con el 19 de mayo de
2012. Y de repente todos despertamos de golpe, bueno de golpe no, en 180
minutos en los que toda esa superioridad quedó mermada por los rivales
considerados más débiles. El Barça eliminado en el Camp Nou (el día de mi
cumpleaños para joder un poco) y el Real Madrid tras una tanda de penaltis dolorosa
(el mundo sabe que Casillas hizo lo que pudo, como siempre) en su casa. Se
acabó.
Muchos
se consolaron porque el eterno rival tampoco había pasado, tontos los llamo a
esos (me incluyo). Si tu equipo no ha sido capaz de cumplir con las
expectativas no le liberes de culpa y te centres en otra desgracia. No quiero
decir que no merecieran llegar a la final, son dos enormes equipos que están
marcando una época en cuanto a rivalidad y a resultados, pero si fue una cura
de humildad para todos: medios de comunicación, directivos, aficionados, etc.
Cuando
se había parado el mundo por la gran desgracia ocurrida en esas dos semifinales
que no se olvidarán en tiempo, nadie se acordaba de que teníamos tres equipos
de nuestra liga en la competición de la Europa League, hermana menor e
infravalorada de la Champions. Valencia, Atlético de Madrid y Athletic de
Bilbao estaban luchando por un puesto en la final de Bucarest, cuando no
optaban al título de liga y con puestos europeos casi asegurados. Pues bien, la
final esperada no se cumplió pero a cambio los equipos considerados de rango
inferior a los titanes nacionales nos han permitido seguir siendo el centro del
fútbol mundial. Han desbancado en su camino a rivales fuertes y con más
renombre europeo que ellos, no se han dedicado a vender humo hasta que no habían
encendido el fuego. Han hecho lo que tenía que hacer: centrarse en su objetivo.
Me
alegro por los amigos que tengo que son aficionados a estos dos equipos que se
van a jugar un título europeo y me alegro de que estos dos equipos hayan
llegado a esa final. Muchos dirán que no tiene comparación con la final de la
Champions, que es un título menor. Pero a esos yo les digo que firmaría ahora
mismo haber disfrutado de una semifinal que me llevara a esa final de
segundo plato. Estuve mientras un amigo sufría en los minutos finales del
partido y vi su cara de satisfacción cuando el árbitro pitó en final del
partido. Los equipos que no aspiraban a nada le han robado el protagonismo a la
final de la Champions, por lo menos en España. La prensa ha empezado a dejarnos
conocer a esos equipos mejor que antes, hace unos meses no hubieran vendido
periódicos. Enhorabuena a ambos, a las dos aficiones y al golpe que han dado en
la mesa los equipos que no juegan en la liga del Barcelona y el Madrid. Gracias
por enseñarnos un poco, lástima que solo pueda ganar uno.
Javi
(@javielnoval)
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