miércoles, 9 de mayo de 2012

Una cura de humildad

Orgullosos de tener la mejor liga del mundo, presumidos de ser aficionados de los dos mejores equipos del planeta, avariciosos a la hora de fichar a jugadores… todo esto y más es lo que piensa y opina la gran mayoría de los aficionados al fútbol en España.

Esta temporada que ya agoniza, la 2011/2012, nos ha demostrado otra vez la diferencia que existe entre el Real Madrid y el Barcelona, y los demás equipos que compiten en la Liga. Una cuestión de presupuesto, muy beneficiados los dos primeros con los derechos de televisión, y un poquito de historia (hay equipos con tanta historia como estos dos pero por desgracia no han tenido la misma suerte). Estos “mega equipos” que han arrasado con todos los rivales, récords y demás estadísticas históricas, nos daban a entender que no tenían rival en todo el mundo, salvo ellos mismos cuando se enfrentaban. En la competición nacional arrasaban y en la continental pocos estaban a su altura, por no decir ninguno. La final soñada por aficionados de uno y otro equipo se estaba fraguando de una manera casi perfecta. Los medios de comunicación vendieron una final histórica un poco antes de que sucediera realmente, y nosotros como tontos que no tienen pensamiento propio nos lo íbamos creyendo y le dimos bola. Más aún cuando estos gigantes quedaron emparejados con rivales en cuadros diferentes y sólo se podían ver las caras en la final. ¡Ya está, nos vemos en la final de Munich! Los astros alineados y nosotros discutiendo sobre cómo se iban a desarrollar esos 90 minutos.

La Champions League de este año fue perdiendo equipos de renombre y tanto el Madrid como el Barça vieron el camino allanado hasta la ciudad alemana donde se disputaría la final. La Décima tan cerca y el “Pep team” a sumar otro trofeo a su época dorada. Se iban sucediendo las fases eliminatorias y se sufría menos de lo esperado, para lo que se había visto otros años. Y llegaron las semifinales para ambos bandos: Bayern de Munich (anfitrión de la final) y Chealsea (un rival que siempre le ha costado al Barcelona). Pero ¿qué miedo podía haber?, éramos intocables: una pegada asombrosa, potencia física, juego de ensueño… cualidades que nos permitían seguir soñando con el 19 de mayo de 2012. Y de repente todos despertamos de golpe, bueno de golpe no, en 180 minutos en los que toda esa superioridad quedó mermada por los rivales considerados más débiles. El Barça eliminado en el Camp Nou (el día de mi cumpleaños para joder un poco) y el Real Madrid tras una tanda de penaltis dolorosa (el mundo sabe que Casillas hizo lo que pudo, como siempre) en su casa. Se acabó.

Muchos se consolaron porque el eterno rival tampoco había pasado, tontos los llamo a esos (me incluyo). Si tu equipo no ha sido capaz de cumplir con las expectativas no le liberes de culpa y te centres en otra desgracia. No quiero decir que no merecieran llegar a la final, son dos enormes equipos que están marcando una época en cuanto a rivalidad y a resultados, pero si fue una cura de humildad para todos: medios de comunicación, directivos, aficionados, etc.

Cuando se había parado el mundo por la gran desgracia ocurrida en esas dos semifinales que no se olvidarán en tiempo, nadie se acordaba de que teníamos tres equipos de nuestra liga en la competición de la Europa League, hermana menor e infravalorada de la Champions. Valencia, Atlético de Madrid y Athletic de Bilbao estaban luchando por un puesto en la final de Bucarest, cuando no optaban al título de liga y con puestos europeos casi asegurados. Pues bien, la final esperada no se cumplió pero a cambio los equipos considerados de rango inferior a los titanes nacionales nos han permitido seguir siendo el centro del fútbol mundial. Han desbancado en su camino a rivales fuertes y con más renombre europeo que ellos, no se han dedicado a vender humo hasta que no habían encendido el fuego. Han hecho lo que tenía que hacer: centrarse en su objetivo.

Me alegro por los amigos que tengo que son aficionados a estos dos equipos que se van a jugar un título europeo y me alegro de que estos dos equipos hayan llegado a esa final. Muchos dirán que no tiene comparación con la final de la Champions, que es un título menor. Pero a esos yo les digo que firmaría ahora mismo haber disfrutado de una semifinal que me llevara a esa final de segundo plato. Estuve mientras un amigo sufría en los minutos finales del partido y vi su cara de satisfacción cuando el árbitro pitó en final del partido. Los equipos que no aspiraban a nada le han robado el protagonismo a la final de la Champions, por lo menos en España. La prensa ha empezado a dejarnos conocer a esos equipos mejor que antes, hace unos meses no hubieran vendido periódicos. Enhorabuena a ambos, a las dos aficiones y al golpe que han dado en la mesa los equipos que no juegan en la liga del Barcelona y el Madrid. Gracias por enseñarnos un poco, lástima que solo pueda ganar uno.


Javi (@javielnoval)

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