Después
de mi visita a la capital inglesa y de ver la pasión y la dedicación que está
mostrando su población ante los Juegos Olímpicos que tendrán lugar en Londres,
me he puesto a leer sobre el proceso de selección de la sede olímpica para las
futuras ediciones, además de pensar sobre por qué una ciudad quiere ser elegida
y el por qué la eligen. Y otra cosa que me inunda de dudas es que no comprendo
el sobreesfuerzo que se hace para ser elegida.
El
método actual de elección de la sede de los Juegos Olímpicos, a siete años
vista, es un proceso un poco peculiar y muy sencillo de entender. Las
diferentes ciudades que se presentan como candidatas, voluntariamente, son
sometidas a un proceso secreto de votación. Al ser secreto ahí se interrumpió
mi estudio sobre el método. Quiero creer que eligen a la ciudad más idónea en
cada elección, pero siempre queda la duda de si existen motivos ocultos para
dar la sede a un país u otro, o a un continente o a su vecino. No voy a entrar en teorías de conspiración o pactos
secretos, porque quiero creer que lo hacen a favor del deporte y es un proceso
imparcial en todos sus aspectos. Pero por poner un ejemplo, leí hace un tiempo
que se seleccionó China en el año 2008 para que se viera integrada en el mundo
y que se abrieran sus mercados tan prometedores,
a pesar de su cultura “esclavista” y explotadora de las clases sociales medias
y bajas. Y ahora llegan los de Londres, que cuando fue elegida ya se sabía (aun
que no lo dijeran) cómo iba a estar Europa en estos años. Aun que no quiera
creérmelo, sé que los que mandan son capaces de eso y más.
La
lucha entre las ciudades que aspiran a ser el centro del deporte mundial
durante los días que duran los Juegos es comparable a un cuadro eliminatorio de
cualquier competición. Los que han propuesto a su ciudad se desplazan a el
lugar dónde se va a llevar a cabo la votación (dónde no residen en hostales, ni
comen en Burger King) e intentan transmitir esa sensación al resto de la
población. No quiero decir que acoger unos Juegos Olímpicos sea algo nefasto o
cargado de connotaciones negativas, ni mucho menos, pero la ciudad que sea
elegida debería ser capaz de hospedarlos sin problemas ni consecuencias hacia
su población. Pongamos el caso de Madrid, que lleva años luchando por ello. Es
cierto que queden muchos años hasta 2020, que es el año al que se aspira ahora
mismo, pero ¿de verdad la economía madrileña, y más directamente la española,
está capacitada para el desembolso que conlleva montar unos Juegos Olímpicos?
El coste de los Juegos de Londres se estimó en dos mil millones de libras (dos
mil millones y medio de euros), pero en la última estimación se ha sabido que
han costado 9 mil millones de libras (once mil millones y medio de euros aproximadamente).
Sabemos que es algo menos de lo que Bankia necesita para no hundir a España.
¿Queremos endeudar más al país? ¿Quién pagará ese dinero más los intereses de
esa deuda? ¿No hemos tenido demasiados ejemplos de desembolsos astronómicos que
luego se han quedado en saco roto? Parece ser que no aprendemos, no es el
momento de especular con el futuro. España no está capacitada para hacer frente
a todo lo que conlleva el inicio y el final del proceso de crear unas
instalaciones dignas de ese acontecimiento. Tenemos muchas ya construidas por
nuestra cultura deportiva pero habría que adecentarlas.
No es
que no merezcamos unos Juegos, ya que somos un país muy ligado al deporte, pero
no creo que sea el momento oportuno para estar preocupado sobre si Madrid pasa
el corte en cada fase. En mi humilde opinión, haría mucho daño a la inestabilidad
económica de España que Madrid fuera elegida. No somos capaces ni de
mantenernos a nosotros mismos, cómo vamos hacer frente a algo así. Que los
dirigentes se preocupen de lo que de verdad importa y se dejen de alardes y
delirios de grandeza. Tendremos unos Juegos Olímpicos, pero cuando este país
sepa salir del pozo en el que nos han metido algunos (muchos).
Javi
(@javielnoval)
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Estoy totalmente de acuerdo.
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