El
artículo de hoy poco tiene que ver con la actualidad económica,
social y política que nos invade día tras día, más aún en
momentos donde el debate sobre el rescate del sistema financiero
español ocupa las portadas de todos los medios de comunicación.
Pero siempre he escuchado que para entender el presente es totalmente
necesario conocer el pasado, y desde hace mucho me ha causado un
tremendo interés lo acontecido en España durante los años de la
dictadura franquista y la Transición a la democracia.
El
debate sobre este tema siempre encuentra puntos de vista totalmente
distanciados, provocado sobre todo por el desconocimiento. Y quizás
uno de los que menos debiera plantear discusión sería la figura del
“Generalísimo”. De hecho, pudiera ser que para algunos, plantear
siquiera cierto debate sobre lo que supuso el nombrado personaje para
los españoles sea algo más que una broma pesada. Pero la realidad
es que algunos sectores de nuestra sociedad aún luchan por defender
la labor que el dictador jugó en la vida de nuestro país.
Lo
sorprendente es que entre este último grupo de iluminados se
encuentran parte de aquellos que deben contarnos a todos lo ocurrido
en España a lo largo de su Historia, es decir, los académicos de la
Real Academia Española de Historia. La noticia tuvo gran importancia
hace poco más de un año, cuando se presentó el diccionario
biográfico que esta academia se encargó de elaborar, previo pago de
más de 6 millones de euros del erario público. Fue tal el escándalo
a raíz de ciertas descripciones, en especial la totalmente benévola
que se le dedicó a Franco, que los fondos para elaborar el resto del
diccionario fueron congelados. Pero el nuevo Gobierno, como era de
esperar, ha decidido descongelar esos fondos y continuar con el
desarrollo del diccionario sin corregir prácticamente nada.
A
mi parecer, lo más grave y lamentable no es que un historiador de
esta academia arcaica y conservadora, vinculado a la Fundación
Francisco Franco para mayor gloria, quiera quitarle importancia a los
indudables daños que el dictador causó a los españoles. Ni
siquiera que quiera hacerlo parecer un valiente guerrero que quiso
restaurar la democracia que peligraba por un gobierno caótico. Lo
realmente preocupante y deleznable es que haya ciertos sectores de la
sociedad española que compartan esta teoría. Y que estos sectores
no sean radicalmente minoritarios.
Por
todo esto, nunca está de más recordar de vez en cuando que es lo
que ocurrió durante todos esos años, y que consecuencias tuvo la
dictadura franquista para el desarrollo económico y social de
España. Ya conocemos su inigualable labor a la hora de construir
pantanos, así como el gran esfuerzo de su esposa inaugurando cada
uno de ellos con un collar de perlas nuevo. Pero podemos ir un poco
más allá.
Para
empezar, quienes comienzan a explicar la figura de Franco a partir de
la dictadura se equivocan. Este señor bajito fue, antes que nada, un
golpista fracasado. Así fue, porque lo que hizo junto con otros
generales como Mola o Sanjurjo fue provocar un levantamiento militar
contra el gobierno republicano elegido en las urnas. No es momento
para analizar el estado en el que se encontraba el gobierno cuando se
produjo el golpe de estado, pero para quien le interese puede
informarse acerca del gran avance durante los años de la II
República en temas como culturización de la sociedad o derechos
sociales (igualdad de género, laicismo, libertad de expresión,...).
Y
digo fracasado porque el golpe de estado no tuvo éxito, lo que
condujo a una lamentable Guerra Civil en la que se enfrentaron los
que defendían el régimen establecido en las urnas y los que
apoyaban la sublevación militar. Esos años, los más negros de la
historia reciente de España, no tienen lugar a análisis. Todos
sabemos que los que participaron en esa barbarie lo hicieron movidos
por intentar salvaguardar a sus familias, mucho más que por motivos
ideológicos. Lo cierto es que la guerra tiene lugar por el golpe de
estado perpetrado, entre otros, por Francisco Franco.
Tampoco
fue un líder carismático, ídolo de masas como algunos quieren
hacerlo ver. En realidad, si llegó a encabezar el bando nacional fue
por una serie de infortunios (afortunado él) como las “accidentales”
muertes de los antes nombrados generales Mola y Sanjurjo.
Oficialmente las causas de sendos accidentes de aviación fueron el
temporal y el exceso de equipaje, respectivamente. Si hay algo más
detrás de todo, será difícil que lo sepamos algún día.
Sinceramente, no me importa lo más mínimo.
Ciertos
sectores intentan restar importancia a la masacre que supuso la
Guerra Civil, argumentando que se cometieron locuras por los dos
bandos. Partiendo de la base de que el origen de la guerra viene
causado por el intento de golpe de estado fallido, intentar quitar
importancia a medio millón de muertos y un país destrozado es una
tarea harto complicado. Es más, los que argumentan esto lo hacen
pensando que así ensalzarán la figura del Caudillo, intentando
equipararlo con los líderes del bando republicano. Pero nada más
lejos de la realidad.
Dejando
de lado las actuaciones durante la guerra, lo cierto es que los años
más oscuros del franquismo vienen justo después. De hecho, la
represión del bando vencedor es equiparable a cualquiera de las más
duras a lo largo de la historia. 1.000.000 de exiliados, 150.000
asesinatos y 200.000 desaparecidos son sólo cifras que no muestran
la crudeza y el miedo instaurado en nuestro país durante aquellos
años. Ideología de izquierdas, pasividad durante la guerra,
homosexualidad, …, son sólo algunos ejemplos de los motivos por
los que los españoles podían ser encarcelados o asesinados. Tan
duro como eso, no debemos olvidar que el principal responsable de
este sinsentido fue el dictador.
Tampoco
debemos olvidar una característica que persiguió a los españoles
durante casi cuarenta años: la ausencia total de libertad.
Prohibición de partidos políticos, censura de los medios de
comunicación, sindicatos verticales (o lo que es lo mismo, ausencia
de ellos) o eliminación del derecho de reunión, decisiones que
aseguraban el total control de la información por parte de la
dictadura. Una vez más, el principal responsable fue el dictador.
Otro
aspecto que es muy utilizado por parte de los defensores del régimen
es el tema económico. Seguro que todos hemos escuchado alguna vez
que España prosperó económicamente durante los años de dictadura.
Nada más lejos de la realidad. La
política económica de la época siguió el modelo de autarquía. Se
basaba en la intervención directa del Estado en asuntos económicos
y en la autosuficiencia económica que limitaba el comercio con el
resto del mundo. Debido a esto no pudimos
aprovechar el Plan Marshall, como si lo hicieron el resto de
democracias occidentales. No fue hasta principios de los años
sesenta, con la llegada de los llamados tecnócratas al Gobierno,
cuando se desarrolla un plan de estabilización que contempla la
apertura del país en el aspecto económico. Aunque a partir de
entonces el crecimiento fue palpable, habíamos acumulado más de 20
años de desventaja con nuestros vecinos, los cuales llevamos
arrastrando desde entonces.
Como
decía al principio, quizás para algunos este artículo reabra un
debate ya enterrado, pero lamentablemente creo que los españoles aún
no han superado esta etapa como debíamos. De hecho nunca lo
intentamos, pues el dictador no fue derrotado por el pueblo, sino que
fue venerado por muchos hasta después de muerto.
Un
país donde el jefe de Estado sigue siendo el que eligió el
dictador. Un país donde a la más mínima las banderas y los
símbolos franquistas salen a la calle con total impunidad. Un país
en el que hasta hace bien poco calles y estatuas rendían homenaje al
Caudillo y otros muchos asesinos como él. Un país, sin ir más
lejos, donde el hombre responsable de la muerte, desaparición y
persecución de miles de sus ciudadanos dispone de un gran mausoleo
en el que se encuentra enterrado, y donde pueden ir a rezarle con el
brazo en alto imbéciles de todo tipo. Un país donde algunos
miembros del partido gobernante se niegan aún a condenar la barbarie
que supuso la dictadura, cuando no defienden abiertamente la figura
de Franco. Un país en el que, mientras el dictador descansa en el
Valle de los Caídos, sus víctimas siguen enterradas en cualquier
cuneta sin poder ser reconocidos por sus familiares. Y un país donde
la justicia no permite que se haga justicia en este aspecto, acusando
al juez que lo intenta de prevaricación por no se cuantas
gilipolleces. Un país así es, por tanto, un país que no ha sabido
pasar las páginas más negras de su historia como es debido. Y eso,
desgraciadamente, es una vergüenza que nos seguirá acompañando con
el paso de los años.
@Elfara_chico
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