miércoles, 24 de octubre de 2012

La mancha del deporte


Una vez más somos testigos de los “trucos” que utilizan algunos deportistas para conseguir sus objetivos. Nadie sabe cual es la razón exacta por la que estos profesionales deciden arriesgar tanto, pero realmente creo que no merece la pena. El de hoy es un artículo para discutir, no es una verdad absoluta, podéis estar de acuerdo conmigo o no.

Ha caído otra leyenda del deporte, Lance Armstrong ha sido despojado de los siete Tour de Francia que ganó en la época que abarca desde 1999 a 2005. El que fuera el mejor ciclista de todos los tiempos ha sido relegado al olvido de este deporte. Todo ello por el hecho de administrarse sustancias ilegales, como otros muchos ya hicieron en su momento. ¿Es necesario para esta gente jugárselo todo a una carta con tanto riesgo? El ciclista ni siquiera ha intentado defenderse, como sí hizo Alberto Contador, para salvar su imagen y su trayectoria. Según los informes no sólo él se dopaba, si no que “obligaba” a sus compañeros de equipo a hacer lo mismo. Para añadir más peso a la sanción más dura impuesta en ningún deporte, no fue la UCI (Unión Ciclista Internacional) la que destapó todo, como debería haber sido, si no la USADA la que abriera la caja de Pandora. Hecho que hace sospechar un poco más que la UCI ocultara posibles datos que inculparan al ciclista incluso antes. En estos casos nunca se deja todo claro, siempre quedan resquicios de información que no sé sabe de dónde ha salido ni quién la ha filtrado. En conclusión, esos siete Tour se quedarán sin ganador para borrar toda pequeña muestra de la existencia de este ciclista y así, en teoría, que no vuelva a repetirse la historia que siempre se repite.

Por desgracia no es el único grande que ha caído en las manos de la tentación de ser más grande aún. Existe una larga lista de nombres que alcanzaron la gloria para luego ser relegados al infierno, desde Ben Johnson a Barry Bonds. El primero se convirtió en el ser humano más rápido de la historia en 1988 arrebatándole al mismísimo Carl Lewis la medalla de oro en los 100 metros lisos. Sin embargo, días después esta medalla se le resbaló de las manos por anabolizantes. Años después, otra vez en atletismo, Marion Jones en Sydney 2000 ganó 5 medallas, logrando algo increíble, pero años después confesó haberse suministrado sustancias dopantes. El propio sucesor de Armstrong, Floyd Landis, en 2006 ganador del Tour: tres veces más testosterona de lo normal en un hombre. Marta Domínguez participó en una trama de transferencia de sustancias dopantes. Y así una larga lista de deportistas que tomaron una mala decisión.

Ningún deporte se queda exento de malas artes para lograr objetivos, a veces se recurre a acusar a entrenadores, médicos, etc. Pero, para mí, la culpa recae sobre las personas que acceden a no competir con su cuerpo, el cuerpo que han entrenado para ser algo mejor que los demás. Como ya dije hace tiempo, las nuevas generaciones ven en los deportistas algo más. Puede que ni un 1% alcance el éxito absoluto, pero se ven reflejados en sus ídolos e intentan imitarlos desde que tienen uso de razón. Todos lo hemos hecho. ¿Qué imagen se da? De vez en cuando sale a la luz algún caso grave, para que veamos que algo se está haciendo. No creo que sea suficiente. Está claro que las organizaciones quieren que haya espectáculo, es lo que da dinero, pero al final todos quedan manchados. Los deportes, que considero algo puro, se ven afectados más que las personas que actúan de esa manera. El ciclismo se encuentra en la cuerda floja, sus organismos dominantes tratan de mostrarnos que empieza una nueva época y que no se permitirá que nadie haga una escapada. Lo veremos con el tiempo.


Para mí, el deporte es algo muy importante y que se puede utilizar de muchas formas para hacer el futuro algo mejor. Estos sucesos decepcionan a muchos aficionados que se sienten identificados con deportes y deportistas. El castigo a Armstrong ha sido duro si, pero ejemplar y espero que sirva para frenar los intentos de engaño en el deporte.

@javielnoval

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